Alejandra de Argos por Elena Cue

Christian Boltanski: Faire son temps

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El artista francés Christian Boltanski es un viejo conocido del público español. En 1988 expuso en el Centro de Arte Reina Sofía la muestra El Caso, una curiosa e inquietante exposición pensada por el propio Boltanski para el Museo que seguía la estela de la exposición Detective (1972). El artista buscó en el semanario de sucesos y crímenes El Caso (1952-1997) y en el origen del edificio del Reina Sofía como hospital, un mundo que hiciera vibrar al espectador entre retratos de asesinos y victimas que aparecieron en las páginas del periódico junto con sabanas apiladas que recuerdan a esa idea hospitalaria.

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Christian Boltanski. Foto: Maira Herrero

 

El artista francés Christian Boltanski es un viejo conocido del público español. En 1988 expuso en el Centro de Arte Reina Sofía la muestra El Caso, una curiosa e inquietante exposición pensada por el propio Boltanski para el Museo que seguía la estela de la exposición Detective (1972). El artista buscó en el semanario de sucesos y crímenes El Caso (1952-1997) y en el origen del edificio del Reina Sofía como hospital, un mundo que hiciera vibrar al espectador entre retratos de asesinos y victimas que aparecieron en las páginas del periódico junto con sabanas apiladas que recuerdan a esa idea hospitalaria. Creó un mundo simbólico y metafórico de su particular comprensión de la existencia donde se difumina la subjetividad entre imágenes borradas y anónimas y el horror o la maldad que se pueden esconder.

 

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Christian Boltanski. Foto: Maira Herrero

 

Aquella exposición y otras muchas, anteriores y posteriores convirtieron a Boltanski en un artista de referencia y ahora, treinta y cinco años después de su primera retrospectiva en el Museé National d’Art Moderne, el Centre Pompidou le rinde homenaje con una gran exposición sobre los temas que le han acompañado desde su debut en 1967, la memoria colectiva, el paso del tiempo, la perdida, el olvido, el azar y sobre todo la condición humana.

Boltanski proyecta en su trabajo una nueva luz sobre todo lo sabido, convierte el hecho histórico del holocausto en una nueva interpretación encajándolo dentro de esa búsqueda por interrogar desde los sentimientos sobre la existencia, a una existencia que no responde.

 

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Christian Boltanski. Foto: Maira Herrero

 

Nos recuerda lo efímero de la vida frente a lo definitivo de la muerte. Lo hace a través de fotografías, videos, cajas de hojalata apiladas o incrustadas en las paredes a modo de nichos que parecen contenedores de cenizas, algunas de ellas con pequeños retratos, en su mayoría de niños. Pero también con vitrinas, con recortes de periódicos, notas, imágenes familiares, monolitos negros como estelas funerarias, cortinas que cierran pequeños espacios, ropas negras formando una montaña tétrica de muerte. Todo en un recorrido laberintico que no deja de interrogar. Espíritus perdidos en un bosque de almas.

Luces mortecinas, sonido inquietante que en momentos se hacen humanos y que interpelan al silencio del espectador ante tanta desolación. La puesta en escena corrobora y enriquece la intención del artista en cada uno de los objetos expuestos, convertidos todos ellos en vehículos de comunicación.

 

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Christian Boltanski. Foto: Maira Herrero

 

Ninguna cosa nos responde, pero ese silencio, la voz de ese silencio, se oye, y espanta como “el silencio de los espacios infinitos” del que habla Pascal. Emmanuel Lévinas.

Boltanski dijo una vez que sus exposiciones proporcionan experiencias, buscan emocionar y dejan que el visitante haga su propia lectura. Nada más cierto.

 

Christian Boltanski: Faire son temps
Centre Pompidue
16 mar 2020

 

 

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