Judd Foundation. Photo Paul Katz/ © Paul Katz/Courtesy; Judd Foundation Archive |
Hace años quise visitar en Nueva York la Donald Judd Foundation, la que fuera casa y estudio desde 1968 del máximo representante del minimalismo. Aquella vez no pudo ser ya que transcurrieron tres años hasta que finalizó la restauración.
En la calle 101 Spring street, en pleno Soho, se levanta un maravilloso edificio de hierro fundido del s XIX. Se divide en cinco plantas tipo loft donde se distribuía la casa-estudio de Judd. "Una planta, una actividad" como decía en sus textos sobre el edificio. Y así lo distribuyó. En la planta de arriba se encontraba su dormitorio, con obras de amigos como Dan Flavin, quien instaló una espectacular escultura de fluorescentes imitando un muro de ventanas, o una escultura de metal prensado de chatarra de Chamberlain colgando de la pared. En la cuarta plantaestán el salón de entretenimiento y el comedor. La tercera está dedicada a su estudio de trabajo y exposición, en el cual destacaba un Fank Stella de grandes dimensiones y muebles de diseño.
La segunda planta es un espacio reservado a la cocina y closet para los niños con un teatro para entretener a las visitas. La entrada sirve también de exposición, allí destacaba una escultura de Carl André y obras del propio Judd.
Su filosofía de la instalación permanente es que el lugar de trabajo del artista es crucial para entender su propia obra. Por ello, pidió a sus hijos, Flavin y Rainer, copresidentes de la Fundación que mantuvieran exactamente la casa como él la dejó. En ella, además de sus propias obras, también destacan las de Larry Bell, ClaesOldenburg, un fresco de David Novros o muebles diseñados por Alvar Aalto.
Otra de sus famosas instalaciones permanentes es la que se encuentra en Marfa, Texas donde se fue a vivir en 1971. Allí, en medio del campo, pudo llevar a cabo sus principios sobre la instalación permanente y, además, acometerlos a gran escala colocando en el paisaje desértico quince cajas vacías gigantes. También se puede encontrar la Chinati Foundation creada por él y que cuenta también con obras de amigos como John Chamberlain, Dan Flavin, Claes Oldenburg o Roni Horn que siguen sus principios estéticos y de permanencia.
Donald Judd, un artista que aunque no participaba de su encasillamiento como minimalista, siempre buscaba la simplicidad de la forma y la relación de los objetos en el espacio. Lo que parece evidente es que cuanto más simple es la obra, más complejo es su significado.
Básicamente se centró en la escultura. Para Donald Judd, "el espacio real es intrínsecamente más poderoso y específico que la pintura en una superficie plana. Lo tridimensional puede adoptar cualquier forma regular o irregular, y puede establecer todo tipo de relación con el entorno o no establecer ninguna en absoluto"
La Donald Judd Foundation es un edificio amplio, de grandes ventanales que lo impregnan todo de luz y donde el suelo y las escaleras de madera antiguas le dan un toque muy decadente. La arquitectura del edificio, las esculturas, sus pinturas y diseño se unen en el espacio creando un ambiente muy especial que nos transporta a una época pasada. Es un lugar que hay que visitar más de una vez para impregnarse de todo lo que el artista quería transmitirnos.
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