El estreno mundial de la ópera Brokeback Mountain de Charles Wuorinen, ha sido otro de los grandes logros del ex director artístico del Teatro Real, Gerard Mortier. Su genio, inteligencia y sensibilidad han traído otras joyas a Madrid como Life and Death of Marina Abramovic y Bob Wilson, The Perfect American y Philip Glass, Tristan une Isolde y Bill Viola y tantas otras que han hecho de su programa operístico un referente internacional. No hay que olvidar tampoco la magnifica evolución que ha sufrido la Orquesta Sinfónica de Madrid (1903) en la ya conocida como "era Mortier".
Me gustó el libreto, obra de Annie Proulx, autora del relato en el que se basó la película. Annie no quedó muy satisfecha por el exceso de sentimentalismo que derrochaba la película. Considero también, que esta adaptación a la ópera es más acorde con la historia de amor que se desarrolla entre dos rudos vaqueros en la aspereza y grandiosidad de las montañas de Wyoming. Esta historia de amor es analizada por Mortier como "un gran amor prohibido, que la sociedad no acepta. No es una historia americana, es una historia universal". La de la necesidad del hombre de ser amado.
La música del compositor Charles Wuorinen (1938), contemporánea y desconocida para mi, funcionaba muy bien con el desarrollo de la historia y con el canto. Enriquecía y favorecía una historia dramática de amor que volaba más alto en la imaginación. El compositor busca con su música transmitirnos la abrumadora fuerza de la naturaleza donde se desarrollaba la historia. Para ello Ivo van Hove, director de escena acompaña la obra con la proyección de las desoladas y ásperas montañas de Wyoming. Solamente las escenas donde se desarrolla la vida familiar de los personajes da un giro más teatral.
Protagonizada por el tenor estadounidense Tom Randle y el bajo barítono canadiense Daniel Okulitch y bajo la dirección musical de Titus Engel, fue todo un éxito que recomiendo no perderse. Estará en el Teatro Real hasta el día 11 de Febrero.
