«Me atraen los colores luminosos de las máquinas tragaperras. Me fascinan los envoltorios de las naranjas, las contraportadas de los libros, la publicidad de los mecheros».
Estas palabras podrían explicar cómo el mundo del cómic, de la cultura popular y de la publicidad, encontraron su lugar en la obra de Patricia Gadea (Madrid, 1960 – Palencia 2006). Ella los usó para expresar el sentir de toda una época, la de los años ochenta, la de la movida madrileña; una época llena de euforia ante los nuevos aires de libertad y de democracia que se despertaban: «Me gusta la sensación del momento, el riesgo de mi historia real, en la que lo complejo pueda llegar a ser muy simple. Ironizar sobre los distintos lenguajes y las imágenes dislocadas».
Esta artista, renovadora de la pintura española del momento, utilizó el lienzo como un manifiesto satírico de la imagen del país, a través de esas «imágenes dislocadas» de las que ella misma habla, sirviéndose de personajes de cómic, del collage o de la estética del cartel/anuncio.
Todo está salpicado de escenas cotidianas presentadas como pequeñas viñetas y donde se analizan temas populares, sociales o políticos. La pintora nos muestra temas tan universales como la familia o la amistad después de haber traspasado su filtro personal, un filtro lleno de un humor bastante ácido y algo irreverente y que aún hoy muestran «una aplastante lucidez y contemporaneidad», según la opinión de la comisaria de la exposición, Virginia Torrente.
Su prisma de la realidad cambió en su estancia en Nueva York. Allí, tras la creación del colectivo Estrujenbank junto a otros artistas como el pintor Juan Ugalde y el poeta Dionisio Cañas, su lenguaje se politizó, se hizo más crítico, también más satírico. Esto se reflejó especialmente en la serie Circo, presente en esta muestra. En ella, se hicieron habituales personajes como la mujer trapecista o los payasos, compartiendo espacio, en ocasiones, con las caricaturas de gobernantes y políticos del momento. Es el tiempo en el que Gadea experimenta con cartulinas o con el papel pintado, incorporándolos al lienzo.
Establecida en Palencia hasta su muerte, realizó, en papel, una obra más intimista y serena y, a modo de bocetos, plasma el equilibrio entre lo onírico y lo concreto. Algunos de estos dibujos son inéditos y se muestran aquí por primera vez.
El Museo Nacional de Arte Reina Sofía, a través de la exposición Atomic-Circus, presenta la primera retrospectiva de la artista y recorre la evolución de su obra desde sus primeros trabajos hasta sus últimas creaciones palentinas en papel, sin olvidar su paso por Nueva York. «No sé excluir ningún ingrediente de este cóctel. Veo la pintura como un campo de minas». Hagamos nosotros lo mismo: no nos perdamos ningún elemento de este cóctel.
Patricia Gadea
Atomic-Circus
Museo Nacional de Arte Reina Sofía
Edificio Sabatini
5 noviembre 2014 - 5 enero 2015