La creación de un nuevo museo siempre es una gran noticia. Esto es lo que ha ocurrido en el Museo Carlos de Amberes de Madrid donde se han reunido más de cuarenta pintores flamencos y holandeses llegados de diferentes destinos. Unos del Museo de Bellas Artes de Amberes, otros del Museo del Prado y algunos más de Patrimonio Nacional. La Fundación les ha acogido entre sus salas con motivo de su nuevo proyecto: la constitución de su museo permanente y, ¿qué mejor forma de hacerlo que con la presencia de los maestros de los siglos XVI y XVII? Por eso, algunas instituciones más han querido sumarse a este acontecimiento, como la Biblioteca Nacional o la Fundación Custodia de París.
Todo comienza en una antigua iglesia, sede de la actual Fundación. Al entrar, solo tendremos que dar unos cuantos pasos para llegar a la primera sala que inicia la exposición, dedicada al paisaje y al retrato, porque, según el comisario científico de este museo, Fernando Checa, no se trata tan solo de reunir un determinado número de estos pintores «sino de mostrar al público la gran calidad de retratos, obras mitológicas, iconografía religiosa, bodegones, paisajes, escenas de género, y representaciones de animales, que dieron vida a esta escuela».
Hace las veces de «anfitrión» el cuadro de Pablo Rubens El Martirio de San Andrés, la única obra en propiedad de la Fundación desde que hace 420 años, el mismísimo Carlos de Amberes cediera sus posesiones en Madrid para crear una institución que ayudara a los viajeros de los Países Bajos que llegaban a la capital. Desde entonces ha sido protagonista directo de todas las transformaciones que ha sufrido dicha Fundación. Comparte sala con el tapiz llegado de Patrimonio Nacional, Los funerales del rey Turno, y con los otros cuadros de mayor tamaño dedicados a la pintura religiosa, como La educación de la Virgen de Rubens, y a la pintura mitológica, como El sueño de Venus de Jacob Jordaens.
Hay un tercer espacio para que se reúnan con ellos otros maestros llegados de muy diferentes puntos. Algunos ya eran viejos conocidos nuestros, como los procedentes del Museo del Prado, que ha cedido obras como La infanta Isabel Clara Eugenia en el parque de Mariemont, otras de Brueghel el Viejo, de Denis van de Alsloot o de Frans Francken II. Otros, sin embargo, vienen de algo más lejos como los llegados de Amsterdam, tales como Van Dyck, Rubens, Jordaens, Cornelis de Vos, Bernard van Orley, etc., y una de las pocas pintoras flamencas de aquel momento Michaelina Wautier casi nueva para nosotros, así como la Biblioteca Nacional y la Fundación Custodia, que han cedido obra gráfica para la pequeña exposición temporal dedicada a grabados de desnudos femeninos y masculinos de Rembrandt.
Y así, con todos ellos, podremos dar un agradable y tranquilo paseo por las diferentes salas y disfrutar de una de las colaboraciones más inteligentes entre diferentes instituciones, que nace con «vocación de permanencia».
MUSEO CARLOS DE AMBERES MADRID
MAESTROS FLAMENCOS Y HOLANDESES
Calle de Claudio Coello, 99, Madrid
Desde el 6 de noviembre de 2014