La Tate Modern de Londres reúne en catorce salas la obra más particular del genio francés del siglo XX, Henri Matisse, sus Cut-Outs, sus recortables con papeles de colores.
En 1941 su salud sufrió un duro revés que le dejó en una silla de ruedas, pero que no le impidió seguir con el mismo espíritu creativo de siempre. Enfocó su creatividad hacia un nuevo lenguaje al que llamó “pintar con tijeras”, nunca este trabajo significó para el artista una renuncia a la pintura, sino un paso más en su creatividad.
Un nuevo lenguaje visual, elaborado a base de recortes de papeles pintados en tonos brillantes, fueron la razón de su actividad en unos años en los que Europa estaba ensombrecida por la Segunda Guerra Mundial. Sus asistentes, dirigidos por Lydia Delectorskaya, pintaban hojas en blanco con gouache de vivos colores y, siguiendo las instrucciones del maestro, las pegaban en las paredes del estudio y de su habitación.
Matisse dedicó muchas horas a meditar sobre el juego de las combinaciones antes de utilizar las tijeras. Elaboró numerosos sketches y estudió los distintos puntos de vista antes de dar forma definitiva a sus collages.
Varias películas a lo largo de la muestra nos acerca al trabajo de Matisse. Ver como recorta con manos fuertes y seguras esas formas improvisadas, imposibles de definir, e indicarle a Lydia Delectoskaya el lugar donde debe colocarlas, confirman la grandeza del genio.
En los cut-outs volvemos a ver las imágenes que siempre han sido una constante en su vida artística, las escenas de baile llenas de movimiento, (sinfonía nº 1 de Shostakovich), los fondos marinos con peces, corales, hojas (recuerdos de su viaje a Tahiti), las series de desnudos azules, los mosaicos moriscos, …
El Libro Jazz es una de las piezas claves de la exposición, contiene 20 láminas de papeles recortados con motivos circenses y textos escritos por el propio Matisse. El libro se considera una de sus obras más innovadoras.
En 1947 decoró la capilla del Rosario de las dominicas de Vence. Es la obra que mejor expone su tendencia simplificadora hacia formas más planas. Matisse puso mucho empeño en este encargo, trabajó más de cuatro años y sus diseños se extienden a diversos campos: la composición de las vidrieras de la iglesia, la ropa del sacerdote para la liturgia, los murales de las paredes, el diseño del altar…. El artista quedó muy satisfecho del trabajo, que definió como “the result of all my active life”.
Las últimas salas de la exposición están dedicadas a las obras de mayor tamaño, realizadas todas ellas en los primeros años de 1950, poco antes de su muerte, El Periquito y la Sirena, El caracol, Memoria de Oceanía y La gran decoración de Máscaras que son en realidad una sola obra que se muestran juntas por primera vez en Londres, desde su creación en 1953.
Esta exposición reconforta al visitante ante la vitalidad que desprende todo el trabajo de este genio del siglo XX. Como diría Benjamin, aquí el aura está presente.
¡Felicidades a Nicholas Serota, director de la Tate Modern, y a todo su equipo!
Henri Matisse. The cut-outs. Tate Modern de Londres. Hasta el 7 de Septiembre de 2014.