La pintora muestra su última obra en la ciudad que ha convertido en su hogar y su taller. Una selección de últimas piezas que prosiguen con el objetivo de su arte: captar la esencia el aire y la atmósfera de los "no lugares".
Cartel de la exposición Éter de Anka Moldovan, organizada por la Casa de la Cultura Teodoro Cuesta de Mieres
Las obras de Anka Moldovan (Rumanía, 1976) existen en esa tierra de nadie donde la figuración se diluye en un limbo abstracto. En ellas vemos, a veces sentimos, la presencia humana individual y colectiva; pero siempre a través de un cristal ahumado, una niebla que vibra con texturas, relieves y color. La ciudad asturiana de Mieres acogió a la artista hace más de dos años, cuando decidió abandonar su carrera política para dedicarse por completo a su pasión: la pintura. Tras exponer en distintas ciudades, entre ellas Madrid, París y Nueva York, esta temporada inaugura la exposición Éter en la Casa de Cultura Teodoro Cuesta de Mieres. La muestra se podrá visitar entre los días 17 y 30 de septiembre, formada por una amplia selección de obras representativas de la profundidad y la complejidad del punto de vista pictórico de Anka Moldovan. Su pincelada se asienta en la escuela pictórica tradicional, que la artista utiliza para generar un imaginario plenamente personal y contemporáneo. Son lienzos que mezclan trabajo de pincel, de espátula e incluso de frotagge; las gruesas capas de materia reflejan la presencia de objetos que las invadieron para después abandonarlas, dejando su impronta.
La artista Anka Moldovan pintando en su taller. Foto: Samuel de Román. En lne.es
En el año 2014, la artista expuso su obra en la Casa de América de Madrid. Las palabras de la institución cultural, redactadas entonces para presentar la muestra, siguen permaneciendo vigentes y describiendo a la perfección la esencia de su arte: "Cada pincelada esconde una historia, relatos que cada uno entiende bajo su propia experiencia, y ésta es su verdadera esencia. Asfaltos, nieblas, ofelias, silencios, reyes locos, personajes que van, que vienen, que se detienen y se articulan bajo una abstracción figurativa. veladuras que cubren y descubren 'no lugares'". Según palabras de la propia pintora, sus lienzos contienen su fascinación por el ser humano como "contenedor" de cosas, de ideas, de sentimientos y pasiones. Porque como se puede apreciar en la exposición, abierta al público con entrada libre, las figuras que aparecen en sus imágenes nunca están de paso; su intención es quedarse en la pupila de quien las mira. Vagando por el éter, se mezclan con el aire; en parte se difuminan, pero también permanecen.