El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid recibe este otoño a dos nuevos habitantes muy especiales: dos magníficas esculturas de Auguste Rodin, que formarán parte desde noviembre de la Colección Permanente. Las obras pertenecen a la colección privada de la baronesa Francesca Thyssen-Bornemisza, que ha decidido cederlas en préstamo al museo.
Las dos esculturas en su nueva ubicación, la sala Rodin del Museo.
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid recibe este otoño a dos nuevos habitantes muy especiales: dos magníficas esculturas de Auguste Rodin, que formarán parte desde noviembre de la Colección Permanente. Las obras pertenecen a la colección privada de Francesca Thyssen-Bornemisza, quien las ha cedido de forma temporal para que sean expuestas en la Sala Rodin, situada en la primera planta del museo. Allí compartirán espacio con otros cuatro mármoles del escultor francés, pertenecientes en este caso a la Colección Carmen Thyssen. Las nuevas esculturas tienen un significado muy especial, tanto para la Colección como para la familia: forman parte del grupo de siete obras encargadas por August Thyssen al propio Auguste Rodin, en el año 1903.
Los espectaculares mármoles estaban destinados a formar parte del “jardín de invierno”, un pabellón acristalado proyectado por el empresario alemán para el Castillo de Landsberg, que acababa de adquirir por aquel entonces. Su disposición actual en la Sala Rodin recrea de alguna manera la del emplazamiento original, y permite hacerse una idea de cómo interactuaban las obras con el espacio. La pareja de esculturas está formada por ‘Una joven confiando su secreto a Isis’ (1906) y ‘La muerte de Alcestes’ (h. 1889).
‘Una joven confiando su secreto a Isis’ (1906). Auguste Rodin. MuseoNacional Thyssen-Bornemisza.
Ambas piezas reflejan a la perfección el estilo y la magistral ejecución que definen la obra de Auguste Rodin. Fundidas en parte con la piedra de la que nacen, las figuras transforman la textura rugosa en curvas pulidas y cuerpos sensuales a medio camino entre la mitología y el erotismo. ‘Una joven confiando su secreto a Isis’ es, en este sentido, una obra paradigmática: su título le fue otorgado por Rainer Maria Rilke, que trabajó como secretario del escultor durante varios años. Influido por la poderosa corriente simbolista de la época, el poeta alemán creyó ver en la composición a la diosa Isis, madre tierra y protectora, acogiendo a una de sus hijas. Esta escultura fue una de las primeras que August Thyssen encargó al Rodin.
‘La muerte de Alcestes’ (h.1889). Auguste Rodin. MuseoNacional Thyssen-Bornemisza.
‘La muerte de Alcestes’ llegó a Alemania en 1911. Su complejidad supuso un reto para el escultor, que la trabajó en varias fases hasta llegar al resultado final. La temática sigue mostrando la influencia simbolista de finales del siglo XIX y refleja la esencia de la ópera del mismo título, escrita por Christoph Williblad Gluck. El conjunto escultórico representa la muerte de la princesa Alcestes en el regado de su amado Admeto, mientras el dios Mercurio espera para llevar su alma al inframundo. Las dos obras pueden contemplarse hoy en el Museo, como parte del recorrido esencial de su Colección Permanente.