Alejandra de Argos por Elena Cue

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Estalla la burbuja NFT: el arte digital pierde su valor

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Las predicciones de los expertos se han convertido en realidad: en septiembre de 2023, un demoledor estudio de la página especializada en análisis de la Web3 DappGambl confirmaba lo que el mundo del arte temía desde hacía varios meses: el estallido de la burbuja de los NFT.

05. BEEPLE5 

'Everydays: The first 5.000 days.Emoji'. Beeple. En conceptualfinearts.com

 

En septiembre de 2023, un demoledor estudio de la página especializada en análisis de la Web3 DappGambl confirmaba lo que el mundo del arte temía desde hacía varios meses: el estallido de la burbuja de los NFT. Durante los años 2021 y 2022, los Non-Fungible Tokens (Archivos No Fungibles) se convirtieron en la inversión artística más deseada, con la criptomoneda como base de todas sus operaciones. Muchos expertos pronosticaban que se trataba de una burbuja inflada artificialmente; sus predicciones se han convertido en realidad, aunque numerosos artistas digitales e inversores del ámbito cripto continúen defendiendo su vigencia y valor en el mercado.

En agosto de 2021 y según la misma fuente, el mercado de los NFT alcanzó un volumen de negocio de 2.800 millones de dólares. Sin embargo, en julio de 2023 los análisis confirmaron que la cifra había caído a tan solo 80 millones, un descenso en picado tan significativo como preocupante: según los expertos de DappGambl, se trata de un crack sin precedentes en el mercado del arte. La frase que resume el estudio no puede ser más demoledora: a día de hoy, la inmensa mayoría de los NFT no tienen absolutamente ningún valor.

 

La pregunta del millón: ¿Qué es un NFT?

01. EVERYDAYS

'Everydays: The first 5.000 days'. En elpais.com

 

Para entender bien de qué estamos hablando, nos remontamos al año 2021. Ese año, el artista Beeple (alias de Mike Winkelmann) vende su obra ‘Everydays: The first 5.000 days’ por 69 millones de dólares en una subasta emitida en streaming. La obra consta de 5.000 archivos digitales en formato NFT, un soporte que se diferencia de otros clásicos en diseño (como los jpg o los png) porque se puede autenticar: su creador o creadora puede firmarlo y venderlo como obra única.

Hasta aquí, un NFT no se diferencia en gran medida de una obra de arte convencional: un cuadro o una escultura, sin ir más lejos. Se crea, se firma y se vende; el público puede ver reproducciones exactas, pero la propiedad es exclusiva de quien la adquiere. El problema se genera cuando las obras de arte se convierten simplemente en objeto de especulación y se utilizan para dinamizar mercados e impulsar subidas artificiales de los precios, o caídas igualmente provocadas.

El propio Beeple fue testigo de esta práctica con su propia obra: vio cómo unos archivos que él vendió a dólar por obra subían vertiginosamente de precio (tras ser comprados y vendidos de forma inmediata y sucesiva) y decidió llevarse su parte del pastel. Una decisión acertada a todas luces, que le convirtió en millonario de la noche a la mañana.

Gansos, monos y algoritmos. Hablan los protagonistas

Ringers 879 Goose

 ‘Ringers#879 (The Goose)’. Dmitri Cherniak. En nftnow.com

 

La respuesta de inversores y artistas a este demoledor estudio (y su repercusión en los medios) no se ha hecho esperar. Son numerosas las empresas y particulares que defienden su compra y proclaman la calidad de los NFT, así como su valor artístico. Es el caso del coleccionista 6529, que en junio de 2023 adquirió la obra ‘Ringers#879 (The Goose)’ (‘El ganso’) por un valor de 6,2 millones de dólares en una subasta celebrada por Sotheby’s. El comprador no dudó en enfatizar la sutileza y la originalidad de unas obras que solo se crean como tales cuando el algoritmo “decide” convertirlas en NFT, algo que el artista no puede controlar. "El arte generativo de larga duración en cadena es un acto de fe por parte del artista y el acuñador", comentó entonces en su cuenta de Twitter (hoy X).

La mencionada subasta se considera hoy el canto del cisne del boom de los NFT. Los artistas más celebrados, como el propio Beeple, han reaccionado con ironía frente a un declive que probablemente estaban viendo venir. En un tweet relacionado con la subasta, el artista digital dio las gracias a “todos los que han estado jugando con nuestra pequeña tontería: nos hemos echado unas risas y hemos vendido algunos monos”. Esta alusión a los simios se refiere a la colección Bored Ape Yatch Club, una serie de NFT con ilustraciones de monos “aburridos” (por supuesto, generadas por algoritmos) que reflejan la personalidad de quienes los adquieren. Estas obras causaron furor entre VIPs y celebridades, y se vendían entonces por miles de dólares.

Bored apes yuga labs

NFT del Bored Ape Yacht Club. Imagen: Yuga Labs

 

Sí, pero… ¿Por qué? Las claves de un estallido anunciado

Los motivos por los que la burbuja NFT alcanzó proporciones desmedidas no se les escapan a los expertos. Andrea Barbon, profesor universitario especializado en finanzas digitales, lo resume así: “El atractivo de los NFT se vio amplificado por su novedad, la promesa de un retorno elevado en la inversión y su papel como símbolo de estatus dentro de la comunidad cripto. Esta combinación de innovación tecnológica, dinámicas de mercado y factores culturales creó la tormenta perfecta que impulsó el boom de los NFT”.

El estudio de DappGambl concluye afirmando que no es fácil hacer pronósticos acerca del futuro de los NFT en el mercado. Cada vez hay menos inversores arriesgados y con la capacidad de invertir millones de dólares en activos poco seguros, y el mantenimiento del valor de los archivos a largo plazo está más que cuestionado. Afortunadamente, la creación artística no desaparecerá como impulso innato al ser humano, aunque está claro que debe adaptarse a los tiempos y las tecnologías. Pero los hechos lo han demostrado una vez más: su conversión en moneda de cambio solo sirve para enriquecer a unos pocos y empobrecer la cultura universal.