Fallecida en 2015, hoy recibe el homenaje de su esposo y compañero en la forma de un texto para el recuerdo: “La peor parte. Memorias de amor”. El filósofo y escritor anuncia que será su último libro.
Fernando Savater y Sara Torres. En elpais.com
En el año 2015, la muerte de su esposa Sara Torres sumió al filósofo y escritor Fernando Savater en un abismo de desolación. Su vida y su producción literaria quedaron en suspenso, ante la desaparición de la única lectora cuya opinión realmente le importaba. Tras su fallecimiento Sara Torres, Savater dejó clara su intención de no volver a escribir. “Escribía para que Sara me leyera. Escribía para que me quisiera más. Ahora que ya no está, no quiero seguir escribiendo”. Todo un impacto para los millones de lectores que, generación tras generación, se han alimentado con las palabras y las reflexiones del filósofo donostiarra. Pasados tres años Savater anuncia la publicación de su último libro, “La peor parte. Memorias de amor”, un texto íntimo y personal en el que recupera la figura de Sara Torres. Como declaró en una entrevista al diario ABC el libro es una catarsis propia y necesaria, y un profundo homenaje al amor de su vida. El libro verá la luz en septiembre de 2019 y será publicado por la editorial Ariel.
Fernando Savater habla sobre su esposa Sara Torres en la presentación del libro “Aquí viven leones”, publicado en 2016 y escrito en colaboración con ella. Un reportaje de Noticias 22.
Tras la muerte de Torres, el filósofo dejó un pequeño resquicio de esperanza a sus lectores al declarar que tal vez podría escribir “una obra sobre ella, porque tuvo una vida muy novelesca”. Sin embargo, también señaló que no lo veía factible porque “el proceso quizás traería demasiado dolor”. Sara Torres fue una figura fundamental de la cultura del cine y la imagen: profesora de Estética en la Facultad de Filosofía de la Universidad del País Vasco, fue colaboradora de revistas como Fotogramas e impulsó el Festival de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Nacida en un entorno humilde, su inteligencia (admirada de forma incondicional por su esposo, que la consideraba “la persona más inteligente que he conocido”) le permitió desarrollar su carrera en la universidad. La necesidad de gestionar el dolor de su desaparición y de mantener vivo su recuerdo fueron las motivaciones que Savater encontró para terminar el libro, una experiencia tan necesaria como dolorosa. El filósofo declaraba que “tenía unas grandes ganas de acabarlo, porque para mí era doloroso. Un esfuerzo grande, un sacrificio en ocasiones. Pero por otra parte tenía miedo, porque claro… ¿Y después, qué?” Una pregunta sin respuesta para el escritor, aunque sí para sus lectores: en septiembre tendrán una cita obligada en las librerías.
