Diseñado por el arquitecto Jean Nouvel, este emblemático edificio transforma el perfil urbanístico de la ciudad. Sus claves: una modernidad sin límites, sustentada por la tradición milenaria del pueblo catarí.
Vista aérea del edificio del Museo Nacional de Catar junto a la Bahía de Doha. En jeannouvel.com
Visto desde el aire, el Museo Nacional de Catar (NMoQ) despliega sus caprichosas formas circulares y se extiende a ras de tierra. Su estructura recuerda a las formaciones cristalinas creadas por las rocas conocidas como “rosas del desierto”, características de la zona y cuya belleza orgánica sorprende y admira desde hace siglos. El museo tiene vocación de convertirse en todo un icono de la arquitectura mundial: diseñado por Jean Nouvel, un artista con fuerte presencia en el país, el NMoQ abrirá sus puertas el 28 de marzo de 2019 en la bahía de Doha, capital de Catar. La estructura, formada por discos superpuestos de color blanco matizado que generan volúmenes irregulares, dispondrá de 52.000 metros cuadrados de espacio y un total de once galerías. El museo está destinado a conservar, mostrar y relatar la historia de la cultura catarí: el propio edificio convive con un pedazo de esta historia, ya que se ha edificado alrededor del palacio de Sheik Abdullah bin Jassim Al Thani, sucesor e hijo del que fuera el fundador de la nación de Catar.
Detalle de un voladizo exterior del museo y la fachada del Palacio. En jeannouvel.com
Una vez más,el arquitecto Jean Nouvel ha sorprendido por la versatilidad, la imaginación y el atrevimiento de su diseño. Sus proyectos se adaptan al entorno y la cultura de cada lugar de forma camaleónica, creando edificios icónicos pero siempre muy personales. En este caso, según el Atelier Jean Nouvel “la arquitectura y la estructura del museo simbolizan los misterios de las cristalizaciones minerales, sugiriendo el patrón entrelazado de los pétalos afilados de la rosa del desierto”. El interior del edificio se estructura como un viaje por la cultura y la historia catarís, un trayecto sinuoso que asciende y desciende levemente por los pétalos de la pétrea flor. Según el estudio, en el museo “el pueblo nómada habla sobre su historia a través de un monumento emblemático, construido con materiales actuales. La comunicación se realiza a través de proyecciones de alta definición, que incorporarán los movimientos de los visitantes a la propia museografía. Así, el museo se convierte en una caravana contemporánea”. El trayecto culmina con la visita al palacio histórico, que se ha conservado y restaurado para formar parte del proyecto sin renunciar a su identidad. El conjunto es un magnífico ejemplo de cómo la arquitectura moderna puede sumarse a la tradición, añadiendo personalidad e interés a los entornos históricos sin ocultar su personalidad.