Alejandra de Argos por Elena Cue

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Un Infierno de Maravillas en la Biblioteca Nacional

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La BNE inaugura su nuevo espacio expositivo: un descenso a los bajos del edificio donde lo maldito y los prohibido convive con lo excelso. Los comisarios nos invitan a recorrer un camino de cultura, plagado de avatares y de rincones oscuros. Un gran libro visual y digital.

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Como un gran libro textual, visual y digital. Así describe la BNE su nuevo espacio expositivo, que sustituye al antiguo Museo de la institución para reivindicar la importancia de la cultura presente, pasada y futura a través de las nuevas formas de mirar y de experimental. El proyecto, comisariado por el escritor, guionista, comisario y crítico cultural Jorge Carrión y la BNE, ha supuesto una nueva conceptualización del espacio por parte de Mario Tascón y el estudio Prodigioso Volcán. Y qué mejor lugar que el subsuelo para ubicar un Infierno: el espacio se encuentra en los bajos del edificio de la BNE, y lleva por nombre ‘El Infierno y las Maravillas’. Porque la historia de la cultura y de los libros tiene su lado brillante y su lado oscuro, y ambos entretejen un recorrido fascinante y lo retroalimentan a lo largo de los siglos.

Óscar Arroyo, Director de la Biblioteca Nacional de España, señaló en la inauguración que el objetivo es crear “un espacio de reflexión sobre la importancia de la cultura como hilo conductor de la convivencia en las sociedades avanzadas, así como de la importancia de la conservación de nuestro patrimonio documental y bibliográfico”. Los libros y las obras que sufrieron la censura tienen su sitio en el Infierno, mientras que las propuestas más abiertas constituyen las Maravillas. Sobre su coexistencia, Arroyo señaló que "el diseño aboga por promover el diálogo y la reflexión crítica con el visitante, abriendo una nueva ventana al público con los fondos de la BNE”.

Un descenso al abismos: tras los pasos de Dante y de Borges

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En muchas ocasiones, la búsqueda de la verdad, el amor o del conocimiento se ha reflejado en la literatura clásica como un descenso a las profundidades. Dante descendió siguiendo a Beatriz; Ulises, en busca de respuestas; y en su relato ‘El Aleph’, el personaje de Borges baja a un sótano en buscar de “un tipo de conocimiento que no se puede encontrar en la superficie”, en palabras del comisario Jorge Carrión. Según su planteamiento, los dos planos (superficie y profundidades) se reflejan en el espacio, y “representan al lector individual y la idea del lector, como constantemente se comparten ecos entre la biblioteca personal y las grandes bibliotecas; entre la experiencia propia y única, y la experiencia universal”.

La forma de organizar la exposición permanente es una de las claves del nuevo espacio. De nuevo, se juega con planos simbólicos para hacer coexistir obras muy distintas que guardan una indudable relación entre sí. El orden cronológico se deja atrás en favor de la propuesta de diálogo, la “ley del buen vecino” que defendía el historiador de arte Aby Warburg. 

“Junto al ‘Atlas Mnemosyne’ del propio Warburg encontramos ‘Las Bibliotecas de la Antigüedad’ de Justus Lipsius, la historia de la librería ‘Shakespeare and Company’ de Sylvia Beach, la reproducción de una carta autógrafa de Miguel de Cervantes o los exlibris de Enric Granados y Leonor Miquel”.

 

Nuevos formatos, nuevas interacciones

Con el propósito de desmarcarse de las formas expositivas más obsoletas, y teniendo muy presente que el visitante actual busca otra forma de recibir (y de compartir) la información, ‘El Infierno y las Maravillas’ reúne libros, obra sobre papel, vídeos, animaciones interactivas, murales y pantallas. “Letras detenidas e imágenes en movimiento”, con obras-performance como ‘Farenheit 451’ de Joan Fontcuberta; pero también libros censurados y prohibidos, “condenados” a existir en el Infierno de la BNE. ‘Persépolis’, ‘Lolita’, ‘El principito’, ‘Los versos satánicos’… Antiguos diablos, hoy en el Olimpo de los dioses.

 

 

El espacio incluye también varias cronologías, que muestran la evolución de la comunicación escrita a lo largo de los siglos. Del primer alfabeto escrito, a los mensajes de Whatsapp; de las pinturas rupestres, al archivo incomensurable (y todavía invaluable) que es la Nube. La fecha tope que se ha puesto la BNE en su investigación es el año 2050, para el cual propone preguntas y cuestiones sobre las que merece la pena reflexionar. Y como lectores y lectoras los hay de todas las edades, el espacio también propone un recorrido para los más pequeños creado por la artista Nuria Tamarit. Tres personajes acompañarán a los y las visitantes en el recorrido, con la colaboración entre el ser humano y las inteligencias artificiales en la construcción del conocimiento como eje del recorrido.

Transitar entre ‘El Infierno y las Maravillas’ es un lujo, un placer y un reto. En la Biblioteca Nacional de España nos invitan a descender al último círculo del averno y a ascender a los cielos, en un camino de doble vía que entrelaza el conocimiento humano. Un camino que merece la pena recorrer.