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«Me atraen los colores luminosos de las máquinas tragaperras. Me fascinan los envoltorios de las naranjas, las contraportadas de los libros, la publicidad de los mecheros».
Estas palabras podrían explicar cómo el mundo del cómic, de la cultura popular y de la publicidad, encontraron su lugar en la obra de Patricia Gadea (Madrid, 1960 – Palencia 2006). Ella los usó para expresar el sentir de toda una época, la de los años ochenta, la de la movida madrileña; una época llena de euforia ante los nuevos aires de libertad y de democracia que se despertaban: «Me gusta la sensación del momento, el riesgo de mi historia real, en la que lo complejo pueda llegar a ser muy simple. Ironizar sobre los distintos lenguajes y las imágenes dislocadas».
Esta artista, renovadora de la pintura española del momento, utilizó el lienzo como un manifiesto satírico de la imagen del país, a través de esas «imágenes dislocadas» de las que ella misma habla, sirviéndose de personajes de cómic, del collage o de la estética del cartel/anuncio.
Todo está salpicado de escenas cotidianas presentadas como pequeñas viñetas y donde se analizan temas populares, sociales o políticos. La pintora nos muestra temas tan universales como la familia o la amistad después de haber traspasado su filtro personal, un filtro lleno de un humor bastante ácido y algo irreverente y que aún hoy muestran «una aplastante lucidez y contemporaneidad», según la opinión de la comisaria de la exposición, Virginia Torrente.
Su prisma de la realidad cambió en su estancia en Nueva York. Allí, tras la creación del colectivo Estrujenbank junto a otros artistas como el pintor Juan Ugalde y el poeta Dionisio Cañas, su lenguaje se politizó, se hizo más crítico, también más satírico. Esto se reflejó especialmente en la serie Circo, presente en esta muestra. En ella, se hicieron habituales personajes como la mujer trapecista o los payasos, compartiendo espacio, en ocasiones, con las caricaturas de gobernantes y políticos del momento. Es el tiempo en el que Gadea experimenta con cartulinas o con el papel pintado, incorporándolos al lienzo.
Establecida en Palencia hasta su muerte, realizó, en papel, una obra más intimista y serena y, a modo de bocetos, plasma el equilibrio entre lo onírico y lo concreto. Algunos de estos dibujos son inéditos y se muestran aquí por primera vez.
El Museo Nacional de Arte Reina Sofía, a través de la exposición Atomic-Circus, presenta la primera retrospectiva de la artista y recorre la evolución de su obra desde sus primeros trabajos hasta sus últimas creaciones palentinas en papel, sin olvidar su paso por Nueva York. «No sé excluir ningún ingrediente de este cóctel. Veo la pintura como un campo de minas». Hagamos nosotros lo mismo: no nos perdamos ningún elemento de este cóctel.
Patricia Gadea
Atomic-Circus
Museo Nacional de Arte Reina Sofía
Edificio Sabatini
5 noviembre 2014 - 5 enero 2015
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Para este escultor nacido en Bombay (1954) y residente en el Reino Unido, el origen o las raíces nada tienen que ver con la obra de un artista: «No creo en la idea del origen étnico (...). Para mí, ser un artista español, americano o inglés viene a ser igual. Lo importante es la obra». Esto sorprende sobremanera cuando Anish Kapoor es hijo de padre hindú y de madre judía, criado en la India y formado en Gran Bretaña, sin embargo, nunca ha querido reducir su obra a las peculiaridades de sus orígenes porque, para él, lo realmente importante son las cualidades símbolicas y formales de su trabajo. Pero lo cierto es que no ha podido desvincularse de los colores brillantes de su tierra natal. Sus primeros años los pasó estudiando en la Doon School de Bombai y, más tarde, en 1973, se trasladó a Londres para estudiar en la Chelsea School of Arts and Design.
Para este escultor nacido en Bombay (1954) y residente en el Reino Unido, el origen o las raíces nada tienen que ver con la obra de un artista: «No creo en la idea del origen étnico (...). Para mí, ser un artista español, americano o inglés viene a ser igual. Lo importante es la obra».
Esto sorprende sobremanera cuando Anish Kapoor es hijo de padre hindú y de madre judía, criado en la India y formado en Gran Bretaña, sin embargo, nunca ha querido reducir su obra a las peculiaridades de sus orígenes porque, para él, lo realmente importante son las cualidades símbolicas y formales de su trabajo. Pero lo cierto es que no ha podido desvincularse de los colores brillantes de su tierra natal.
Sus primeros años los pasó estudiando en la Doon School de Bombai y, más tarde, en 1973, se trasladó a Londres para estudiar en la Chelsea School of Arts and Design. Siendo todavía estudiante, participó en diferentes concursos y muestras como la exposición Art into landscape, en 1974, en la Serpentine Gallery de Londres. Se fraguaba ya la figura de uno de los máximos representantes de la denominada nueva escultura británica, junto a otros artistas como Richard Deacon y Toni Cragg. Son los años en los que el artista experimenta con los pigmentos y también cuando empieza a crear esculturas abstractas hechas con materiales naturales como el granito, la piedra caliza, el mármol o el yeso: «Soy escultor, no tengo elección, me interesan los objetos». Surgen así obras como 1000 Nombres (1, 000 Names) que luego expondría en la Galerie Patrice Alexandre de París, en 1980, en su primera exposición individual.
imagen: 1000 names, disponible en http://www.museoreinasofia.es/
Aquí empezó su éxito, engrandecido después por otros logros obtenidos en diferentes exposiciones en Gran Bretaña y Estados Unidos, en las que, en ocasiones, sus obras se vendían incluso antes de la inauguración, como fue el caso de la que realizó en la Barbara Gladstone Gallery de Nueva York. Después llegaron los premios y reconocimientos como el Premio Duemila al Mejor Artista Joven, por su participación en la 44 Bienal de Venecia, en 1990, en representación del Reino Unido y, años más tarde, (1991), el prestigioso Premio Turner.
Sus trabajos continuaron exponiéndose en museos de todo el mundo como la Tate Gallery o la Hayward Gallery de Londres, el Deutsche Guggenheim de Berlín, el Reina Sofía de Madrid, o el Kunsthalle de Basilea, y en todos ellos iba evolucionando e innovando. Durante estos años, Kapoor realiza algunas de sus obras más representativas como En el centro de las cosas (At the Hub of Things), que se considera obra cumbre de los conocidos como «vacíos» y que da paso también a la serie de esculturas que realizaría después en piedra, entre las que destaca Adam (1988), considerada una de sus obras fundamentales ya que supone la plasmación de sus estudios e ideas sobre el espacio, una de las constantes preocupaciones de su trabajo.
Para él, una obra no debe guardar marcas de su manofactura o de su proceso de creación; debe ocupar su propio lugar y tener su propio valor, más allá del artista que la ha hecho, porque lo que importa es su contemplación.
Imagen (derecha) : It is Man, disponible en http://www.museoreinasofia.es/
No contento con la simple escultura, decide dar a sus obras un carácter arquitectónico y en su obra Descenso al limbo (1992), con la que participa en Documenta IX, necesitó, por primera vez, la construcción de un edificio que la albergara. Después vinieron una serie de pequeñas realizaciones independientes que demostraron aun más el interés del artista por el control del espacio. De hecho, su primera visita a nuestro país, en 1992, fue para colaborar con el arquitecto David Connor en la creación de Edificio para un vacío, en la Expo de Sevilla. Pero su espíritu inquieto necesitaba de nuevas expresiones y será también en estos años cuando empiece a experimentar con los espejos, tal y como hace en su obra Poniendo el mundo bocabajo (Turning the World Upside Down), de 1995.
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En estos primeros años de la década de los noventa, el artista parece especialmente interesado en las dimensiones, en cómo aumentarlas, en cómo incluir al espectador en ellas: «La escala lo es todo en escultura. No temo hacer piezas grandes pues la enormidad es una de las herramientas de la escultura. Por eso es importante tener en cuenta el significado y el sentido de una pieza que nos seduce con su poesía».
Esta búsqueda, esta inquietud fue evolucionando hasta desembocar en una de sus obras más representativas, Marsyas, creada para la Tate Modern de Londres, para la serie Unilever, de la Sala de las Turbinas, en 2002. Con ella, el artista juega descaradamente con la escala humana haciendo que sus dimensiones hagan imposible verla desde un solo ángulo, de manera que el espectador deba caminar a su alrededor. Su intenso color rojo y su nombre, relacionado con la mitología griega, son el aspecto terrenal y, al mismo tiempo, espiritual de ese juego de contrarios que caracteriza la obra de este artista.
Imagen (izquierda): Ben Hoyle, disponible en http://www.thetimes.co.uk/
Imagen (derecha) : Marsyas, 2002, disponible en http://www.museoreinasofia.es
Mientras, con su título de Comandante de la Orden del Imperio Británico bajo el brazo en reconocimiento por su contribución a las artes, da otro salto más en el estilo de su obra y crea Mi patria roja (My Red Homeland) (2003) donde el color de una enorme masa roja lo inunda todo, mientras un rodillo arrastra la cera muy lentamente formando un enorme círculo que se crea y se destruye a la vez, en una especie de autocreación que lleva al origen de las cosas: «Siento que soy realmente un artista abstracto y que hago arte abstracto. Una de las condiciones de la abstracción es precisamente su idoneidad para ir hacia el principio de las cosas (...). Es por eso por lo que me interesa que los objetos se autocreen, aunque sea una ficción».
Imagen: My Red Homeland, disponible en http://www.guggenheim-bilbao.es/
Un año después, Anish Kapoor realizará su primera obra de carácter público en los Estados Unidos. Se trata de la famosísima Puerta de las nubes (Cloud Gate), instalada en el Millenium Park de Chicago. Creada a base de placas de acero inoxidable, muy pulidas, se convierte en un gigantesco arco que refleja y distorsiona a la vez el entorno en el que está. Es casi imposible sustraerse a ella y los visitantes del parque sienten una atracción especial que les empuja a traspasarla, a rodearla, a acercarse a ella. Después de esto, su prestigo le lleva a protagonizar numerosas exposiciones alrededor del mundo: en Nueva York, en Italia, en Tokio, en Brasil, sin dejar nunca de buscar nuevas formas de impactar en el espectador y de alterar los espacios en los que este se mueve.
Y así surgió otra de sus grandes obras creada para un espacio público, Espejo del cielo (Sky Mirror), situada en el Rokefeller Center de Manhattan en 2006. Muchas fueron las interpretaciones que trataron de definir esta obra: un espejo que reflejaba el cielo, el cielo traído a la tierra; pero la realidad era, nuevamente, que el artista volvía a jugar con el espacio y con la percepción del mismo: a la habitual marabunta de tráfico y personas se contraponía el espacio de un cielo atrapado en el centro cóncavo del espejo, mientras en la parte convexa, los transeúntes podían verse a sí mismos.
Imagen: Cloud Gate, disponible en http://www.cityofchicago.org/
Imagen (derecha): My SkyMirror, disponible en http://newyorkdailyphoto.com/
Llegados a este punto, cualquiera puede comprender que Anish Kapoor no renuncia a ninguna vía; ninguna posibilidad esta descartada en su imaginación. Pasa de la piedra a la cera y de esta al acero más puramente bruñido, creando obras de cualquier tamaño imaginable y traspasando cualquier barrera que podamos imaginar. ¿Cómo si no fue capaz de idear, en 2008, su proyecto Valle de los Soportes Gigantes (Tees Valley Giants)? Solo alguien que no teme al espacio y a la percepción crea una escultura llamada Temenos (en griego, «terreno sagrado») que quedaría instalada en 2010; una enorme red «cazamariposas» de 55 metros de altura y 110 de longitud como primera de una serie de esculturas públicas repartidas por Teeside, al nordeste de Inglaterra, y que realiza en colaboración con el ingeniero Cecil Balmond. Sin duda, nos está invitando a que vivamos experiencias nuevas y únicas con su arte, lleno de incertidumbre y de sorpresas e irremediablemente impactante.
Imagen (izquierda): La Mayor Obra de Arte del Mundo(1): Kapor, disponible en http://es.paperblog.com/
Imagen (derecha): La Mayor Obra de Arte del Mundo(2): Kapor, disponible en http://es.paperblog.com/
Estos logros le llevan al encargo de realizar la gran Órbita ArcelorMittal (ArcelorMittal Orbit) para las Olimpiadas de 2012 de Londres, otra vez junto al ingeniero Cecil Balmond, creando una enorme torre de acero que gira sobre sí misma y de la que se puede descender por una enorme escalera de caracol. Todos los estudios, reflexiones y cálculos los hizo el artista al tiempo que organizaba diferentes exposiciones por todo el mundo. Sus obras se mostraron al público en Londres, San Petesburgo y Bilbao. Aquí, su exposición de 2011 en el Museo Gugenheim llenó de color las salas con obras tales como Amarillo o Mi patria roja, y el exterior, con sus reflejos, que se plasmaron en El gran árbol y el ojo, hecha a base de enormes bolas de acero inoxidable.
Imagen (izquierda): ArcelorMittal Orbit, disponible en http://anishkapoor.com/
Imagen (derecha): Tall Tree & Eye, disponible en http://www.guggenheim-bilbao.es/
¿Qué podía ser lo siguiente? ¿Que nueva obra vendría a sorprender de nuevo al espectador? Leviathan: «Un monstruo marino es grande, amorfo, incontrolable y provoca emociones". Y esto es lo que provocó Kapoor, todo tipo de emociones al crear otra enorme construcción de goma roja en forma de globos concebida expresamente para la cuarta edición del Grand Palais de París. Con el nombre del monstruo bíblico, estas enormes esferas dejaban al visitante pasear por su interior como si hubieran sido engullidos por un organismo vivo, las entrañas del propio monstruo. Por fuera, vemos unas enormes esferas que intentan buscar hueco entre los hierros y el vidrio de la enorme sala del museo parisino. El éxito de su exposición lo dedicó al artista Ai Weiwei que, en aquel momento, estaba detenido por las autoridades de Pekín.
Imagen (izquierda): Leviathan disponible en http://anishkapoor.com/
Sus creaciones han seguido recorriendo el mundo, llenando con sus «vacíos» tanto los espacios públicos como las salas de los museos. En 2012, lo vimos en la Lisson Gallery de Londres, en una retrospectiva de su carrera, tras las tres décadas de colaboración entre ambos. Después en Seul, en Sidney, en Estambul. Y en 2013, lo encontramos en Matsushima (Japón) con un enorme auditorio móvil para albergar los conciertos solidarios del festival Ark Nova, surgido tras el tsunami de 2011. Un ambicioso proyecto realizado en colaboración con el arquitecto japonés Arata Isozaki y que ha supuesto un nuevo concepto de edificio público: una gran membrana inflable que puede desmontarse tras el espectáculo y trasladarse a otro espacio.
Imagen (izquierda): Ark Nova Isozaki, disponible en http://www.uncubemagazine.com/
Imagen (derecha): Ark Nova, disponible en http://www.dezeen.com/
En su afán por investigar y experimentar con nuevos materiales y técnicas, ha llegado a colaborar con la empresa española Factum Arte para el desarrollo de una impresora 3D en cemento que deposita este material siguiendo el escaneado de un modelo previo. Y, actualmente, experimenta con un nuevo material de reciente creación, llamado Vantablack que el artista define como «un material alucinante, tan profundamente negro que tus ojos no pueden realmente abarcarlo todo».
Es muy probable que mientras lo consigue, Sir Anish Kapoor se pasee por las salas de su estudio de Peckham, en Londrés, en donde trabaja con sus colaboradores: «Aquí experimentamos con materiales, superficies, hacemos formas y texturas sin saber cuál será el resultado final. De todo ello emerge eso que llaman arte».
- Anish Kapoor: biografía, obras y exposiciones - - Página principal: Alejandra de Argos -
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Con la original idea de buscar los puntos comunes entre artistas contemporáneos y aquellos pertenecientes a la colección permanente del museo, los responsables de la institución Phillips's Collection de Washington han organizado una nueva e interesante serie dentro de sus Phillips Collection’s Intersections, tal y como llevan haciendo desde 2009. Se trata de NO/Escape y, en esta ocasión, el artista protagonista es el mallorquín Bernardí Roig, quien ha montado seis increíbles esculturas con las que traza el paralelismo entre su trabajo y las litografías de mediados del XIX del pintor francés Honoré Daumier, ambos mostrando conmovedoras y difíciles situaciones sociales.
¿Cómo lo lleva a cabo? Roig desafía la percepción de los visitantes llenado los espacios del museo con sus esculturas a tamaño real, hechas de yeso blanco e iluminadas con diferentes tipos de luz. Sus figuras, cargadas de ansiedad y soledad, aparecen presentadas en las más difíciles situaciones, tanto físicas como psíquicas, retorciéndose de dolor, acorraladas o atrapadas bajo decenas de alargados tubos fluorescentes, símbolos de la ceguera producida por la sobrestimulación a la que estamos todos sometidos: «Todos estamos sometidos a la luz, una luz que disuelve el contorno de las cosas, una luz blanca dentro de la cual todas las cosas fluctúan».
Para el artista mallorquín, vivimos en un mundo saturado de imágenes por todas partes, hasta tal punto que cada vez es más difícil darles significado, ya que su masiva producción hace que pierdan intensidad y expresividad. Así, sus figuras Man of the Light (2005) y Mauroner (2008), están situadas estratégicamente, dentro y fuera del museo, para provocar en el espectador el sentido de dualidad del hombre contemporáneo: prisión y libertad, ceguera e iluminación, ausencia y presencia.
Además, el artista ha creado, ex profeso para esta exposición, la obra White Cage, situada en la esquina de la 21 con Q Street, con la que pretende rememorar uno de los sensacionales actos de escapismo del gran Harry Houdini, a principios del siglo XX, empujando al visitante a pensar en el encarcelamiento y el escape.
INTERSECTIONS CONTEMPORARY ART PROJECTS
Intersecciones es una serie de proyectos de arte contemporáneo, llevados a cabo por la Phillips Gallery desde 2009, que trata de explorar las intersecciones entre viejas y nuevas tradiciones, los espacios del museo y las intervenciones artísticas. Ya sea para comprometerse con la colección permanente o con los diversos espacios del museo, estos proyectos presentan nuevas relaciones incluyendo sus propias sorpresas.
INTERSECTIONS: BERNARDI ROIG
NO/ESCAPE
OCTOBER 25, 2014 - MARCH 8, 2015
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Una amplia retrospectiva en la casa Rusca de Locarno ( Suiza) repasa las etapas creativas de este artista clave en la definición del lenguaje escultórico contemporáneo. La obra del escultor Jacques Lipchitz (Druskieniki, Lituania,1891-Capri, Italia, 1973) ha sido comentada a lo largo de los siglos XX y XXI por los principales estudiosos del arte y está presente en casi todos los museos del mundo, del Metropolitan de Nueva York al Israel Museum de Jerusalén, de la Tate Gallery de Londres al Boijmans Van Beuningen Museum de Rotterdam, mientras que su obra pública ocupa significativos espacios en ciudades como Filadelfia, Nueva York, Roma o París. Lipchitz fue un artista clave en el movimiento cubista y en el panorama artístico de la vanguardia del siglo XX.
Autor Colaborador: Kosme de Barañano, |
Una amplia retrospectiva en la casa Rusca de Locarno ( Suiza) repasa las etapas creativas de este artista clave en la definición del lenguaje escultórico contemporáneo.
La obra del escultor Jacques Lipchitz (Druskieniki, Lituania,1891-Capri, Italia, 1973) ha sido comentada a lo largo de los siglos XX y XXI por los principales estudiosos del arte y está presente en casi todos los museos del mundo, del Metropolitan de Nueva York al Israel Museum de Jerusalén, de la Tate Gallery de Londres al Boijmans Van Beuningen Museum de Rotterdam, mientras que su obra pública ocupa significativos espacios en ciudades como Filadelfia, Nueva York, Roma o París. Lipchitz fue un artista clave en el movimiento cubista y en el panorama artístico de la vanguardia del siglo XX. Formuló las bases del vocabulario cubista en la escultura y desarrolló el concepto de transparencia. Pero para Lipchitz el cubismo no fue solo un estilo sino una filosofía de cómo mirar el espacio para conformarlo después a su propia manera, para componer su propio lenguaje, su propia música espacial.
Mujer y niño, también conocida como Rescue. Derecha, Jacques Lipchitz en su estudio en París en 1920.
Este gran artista, que tuvo que emigrar en 1909 de Lituania a Francia y de aquí en 1941 a los Estados Unidos, donde ya había expuesto con éxito en 1935 y donde en 1923 había realizado cinco relieves para el exterior de la Barnes Foundation, llevó siempre consigo sus ideas y su talento. Su obra no solo habla de exilios sino también de las desgracias (a mediados de los cincuenta su estudio de Nueva York ardió completamente) y, sobre todo, de las recuperaciones del ser humano, con referencias tanto a la mitología griega como al Antiguo Testamento. En los Estados Unidos Lipchitz descubre un país diverso, creativo y dinámico, donde cada uno se dedica a lo suyo y no hay envidia entre los artistas porque no hay tiempo para la envidia. Todo ello queda patente en su autobiografía, My Life in Sculpture, escrita en colaboración con H. H. Arnason, y publicada dentro de la colección The Documents of 20th Century Art, dirigida por el pintor Robert Motherwell.
L to R- MAF employee, J. C. Spring, J. Lipchitz, J. Spring, property of MAF
Lipchitz, que compartió inquietudes y proyectos con Pablo Picasso y Georges Braque, fue junto con Henri Laurens uno de los artistas que sentó las bases de la revolución cubista en la escultura. Luego su lenguaje fue derivando hacia una figuración que mezclaba los temas bíblicos o mitológicos con un mensaje social, a la vez que desarrollaba una forma muy personal de interacción de las formas, lo que constituye una de las claves de su estilo. Su figuración no es inmediata ni tan abrupta como puede parecer a primera vista, sino que va descubriéndose ante la mirada, creando con los cuerpos un movimiento formal. Esa tensión entre opuestos es un tema compositivo recurrente en toda la escultura de Lipchitz y también en su manera de dibujar. La sensación de movimiento creada por la interacción de formas y volúmenes, las líneas de ligereza y de peso, los tipos de narración esquemática y de escala monumental, tanto en sus esculturas como en sus dibujos más inmediatos, nos hablan, en sus difíciles y sin embargo atractivas formas, de la fuerza de la acción humana y de la lucha por un mundo mejor, más sincero.
El proceso de trabajo esencial para el artista era el modelado con barro o yeso, en el que sus manos eran sus herramientas. Su pensamiento visual (por utilizar un término de Paul Klee) se configuró en y con sus manos en la masa de barro o de yeso, y fueron ellas las que tradujeron sus ideas escultóricas y vitales en estos yesos, para después ser fundidas en bronce o, en algún caso, en plomo, aunque también esculpió en madera en su etapa cubista. Ocasionalmente Lipchitz también acometió la talla directa en piedra, granito o mármol, sobre todo al final de su vida, en Italia.
Exposición permanente de la obra de Lipchitz en el Palazzo Pretorio de Prato (Italia)
DEL APRENDIZAJE A LA MADUREZ
Con casi 90 esculturas y cerca de 50 dibujos, la exposición en la Casa Rusca presenta un amplio recorrido por la obra de Lipchitz. En las dos salas situadas en la planta baja se exponen piezas de su época de aprendizaje y una serie de retratos, así como algunas obras de su etapa cubista. A continuación hay dos interesantes piezas de 1911-1912, sus primeros años en París, Mythological Scene y Pregnant Woman, cuando tiene su estudio en el número 54 de la calle de Montparnasse, pared con pared con el de Constantin Brancusi. Esta sala se completa con tres ejemplos de su capacidad retratística en diferentes épocas de su vida, los años 1928, 1956 y 1963, como son los retratos del poeta francés Raymond Radiguet, de su mujer Yulla Halberstadt y el de Giuliano, un obrero que le sirvió de modelo para la escultura monumental que realizó en la ciudad de Duluth (Estados Unidos) en honor de su fundador, el explorador francés Daniel Greysolon, Sieur du Luth (1639-1710).
Retrato del poeta Raymond Radiguet, 1920.
En la sala dedicada específicamente a revisar su etapa cubista destacan dos piezas que podrían definirse como cuasi arquitectónicas, las dos Sculpture de 1915 y 1916, así como Bather, de 1917, y Woman with Drapery, de 1928. Esta sección de la muestra incluye también más de media docena de maquetas realizadas en estos años para posibles esculturas al aire libre, algunas de ellas ideadas para los jardines de Coco Chanel o de la suiza Madame Helene de Mandrot (1867-1948). De Mandrot, que conocía a Lipchitz desde 1918, le compró Pierrot s’évade en 1927 y, poco después, le encargó la realización de una obra monumental para los alrededores de su casa de Le Pradet, en el sur de Francia, diseñada por Le Corbusier y construida entre 1929 y 1931. Esta obra, Le Chant des Voyelles o The Song of the Vowels (“La canción de las vocales”), es una composición que gira en torno al tema del poder potencial de la humanidad sobre la naturaleza, y que Le Corbusier describió así: “Al final de una pequeña escalera que llega hasta la tierra, se alza la gran escultura de Lipchitz, cuya silueta, como una estela, se recorta contra el cielo y las montañas“. Además, De Mandrot fue la mecenas del Primer Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), que se celebró en su palacio de La Sarraz, cerca de Lausanne, en 1928, y sirvió para establecer los principios del movimiento moderno, que entendía la arquitectura como un instrumento económico y político capaz de mejorar el mundo a través del diseño de edificios y el urbanismo.
Las pequeñas piezas que Lipchitz realizó como bocetos para el jardín de la modista Coco Chanel nunca pasaron de esta fase preparatoria, pero de ellas surgió la escultura Figure, de 1926-30, un gran tótem, hoy en el MoMA de Nueva York, que resume todas las ideas de los años precedentes y en la que se entremezcla el cubismo y el arte primitivo. De 1928 es el Study for a Matzeva, concebida como una lápida para la tumba de su hermana, muerta prematuramente.
FORMAS INTERRELACIONADAS
En los otros dos pisos del museo se muestran, en diez salas, diferentes temas o series de su obra, mientras que un espacio de techo más bajo está ocupado por una mesa con maquetas de proyectos de escultura pública. El patio y las escaleras del bello edificio sirven para exponer su Goverment of the People, de 1967, con casi tres metros de altura y más de mil kilos de peso, o sus relieves con los temas de Bull and Condor y Fighting Bull, ambos de 1932, como contraposición a Contadini i buoi, de 1970, el gran relieve de yeso y polistirol del suizo Remo Rossi (1909-1982). En los pasillos del primer y el segundo piso del cortile se presentan otros relieves del artista, de diferentes épocas, como los Still-life cubistas, o los Musical Instruments de principios de los años veinte. Asimismo se confrontan dos obras de Jean Arp, Larme, de 1962, y Amphore, de 1965, con Figure, de 1915, y Song of Songs, de 1945, de Lipchitz, cuya diferencia en el tratamiento del volumen permite apreciar la esencia propia de cada artista: Lipchitz construye y Arp modela; Lipchitz interrelaciona formas y Arp busca esencias puras.
El primer piso de la Casa Rusca tiene seis salas en las que se exponen los temas de Exilio, Spirit of Enterprise, el proyecto para la Roofless Church, el tema de Rape of Europe, la obra Bellerophon Taming Pegasus y un conjunto de piezas realizadas justo después de llegar a los Estados Unidos. En el segundo piso hay cuatro salas. En la primera de ellas se muestra Vista del jardín de la Casa Rusca, con algunas de las siete grandes esculturas de Max Bill que se exponen de forma un completo conjunto de maquetas de sus ideas para monumentos públicos, así como el primer boceto de la enorme pieza colocada en el cortile, Goverment of the People. Las otras tres están dedicadas a sendas series de los últimos diez años del escultor: Images of Italy, Our Tree of Life y la Comedia dell’Arte. La sala Images incluye las pequeñas piezas, de alrededor de unos 30 cm de altura, que Lipchitz realizó en 1962, cuando Villa Bosio en Pieve di Camaiore, cerca de Florencia, se convirtió en su segundo estudio.
Jardín de la Casa Rusca con esculturas de Max Bill, expuestas de forma permanente.
En la sala Our Tree of Life se muestran tres obras de este tema a tres escalas diferentes, lo que permite entender los procesos que el artista utilizaba para crear su escultura pública, en este caso la última que realizó, poco antes de que la muerte le sorprendiera en la isla de Capri. En la Lipchitz configuró su pensamiento visual modelando con las manos la masa de barro o de yeso, y fueron ellas las que tradujeron sus ideas escultóricas y vitales tercera sala, la exposición regresa a un tema italiano, más frívolo e irreverente, como es el de la Commedia dell’ Arte, de 1970, con tres ejemplos relacionados y tres paralelos, como los homenajes a Durero y Arcimboldo y La danse erotique.
En definitiva, las piezas elegidas para esta exposición de Locarno recorren prácticamente todas las etapas creativas de la obra de Lipchitz, desde la primera figuración a su llegada a París (el relieve Mythological Scene, de 1911) al período cubista (Arlequín y mandolina, de 1920, o Instrumentos de música, de 1924) o la etapa de los transparentes, precursora de los vacíos de Henry Moore (Tête et Mains, de 1933), pasando por las obras del exilio estadounidense (Agar, de 1949, la Lucha de Bellerophon con Pegaso, de 1964, de la Columbia University de Nueva York, o los retratos de galeristas como Albert Skira o Curt Valentin) y las obras en colaboración con arquitectos, o su última pieza, Our Tree of Life, que se encuentra en el Monte Scopus de Jerusalén.
PINACOTECA COMUNALE CASA RUSCA
La llamada Casa Rusca es una casa solariega típica de la zona del Ticino, en Suiza, con un patio rodeado de tres niveles de arcadas, que actualmente es la sede de la Pinacoteca Comunale de la ciudad de Locarno. La estructura del edificio es el resultado de una intervención del siglo XVIII que reunificó los dos edificios señoriales más antiguos, conectándolos a través del cuerpo de las escaleras y de los tres niveles de galerías en forma de loggia, sostenidas por columnas de granito. Después de una minuciosa restauración, la pinacoteca abrió sus puertas en 1987 con una exposición dedicada al pintor Giovanni Serodine. La Casa Rusca sustituyó como museo de arte contemporáneo al que hasta entonces se encontraba instalado en el Castello Visconteo. Durante los años siguientes se han realizado numerosas exposiciones retrospectivas de pintores y escultores, tanto suizos como de otras nacionalidades, como Enrico Baj, Max Bill, Antoni Clavé, Piero Dorazio, Walter Helbig, Asger Jorn, Marino Marini, Giorgio Morandi, Wilfrid Moser, Remo Rossi, Graham Sutherland, Antoni Tàpies, Varlin o Zao Wou-Ki. El jardín, orientado hacia el sur, alberga permanentemente siete grandes esculturas de Max Bill. La pinacoteca también tiene la misión de gestionar las colecciones de arte de la ciudad, que incluyen obras de numerosos protagonistas de la vanguardia europea, entre las que se destaca la donación de Jean Arp y de su mujer Marguerite Hagenbach.
Patio de la Casa Rusca
DATOS ÚTILES
Jacques Lipchitz
Pinacoteca Comunale Casa Rusca
Piazza St. Antonio, Locarno, Suiza
Hasta el 6 de enero de 2015
- Lipchitz, experiencias después del cubismo - - Alejandra de Argos -
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¡Buena Suerte!
La nueva exposición de Ruth Gómez (Valladolid, 1976) que colorea estos días las paredes de la madrileña New Gallery y que nos seduce con su alegre y positiva mirada, esconde, bajo ese titulo delimitado entre exclamaciones, un mensaje motivador y que va bastante más allá de ese luminoso chute vitamínico que es su ¡Buena suerte!
Y es que, con esa carga ciertamente metafórica en la que mantiene su ya habitual diálogo entre lo humano y lo animal, Ruth Gomez nos habla, nada mas y nada menos, que de la necesidad de regeneración. ¿Regeneración quizás tras la crisis?.
Tomando como ejemplo capacidad que poseen algunos seres vivos, animales y vegetales, de reactivar su desarrollo para restaurar tejidos faltantes, nos sugiere que seamos capaces, nosotros también, de reinventarnos, de no rendirnos. Y así nos recuerda la cualidad que permite a la lagartija recomponer su cola si la pierde, o a cierto tipo de medusas que tienen una vida infinita e ilimitada gracias a su capacidad de renovar todas sus células. También nos presenta otras especies más desconocidas y a veces chocantes, como el Axolotl, ese ser de apariencia alienígena capaz de regenerar sus órganos más complejos, o el Tardígrado, el oso de agua milimétrico que puede hibernar durante siglos y volver a la vida. Está incluso la planta del dinero (Plectranthus Verticillatus) mostrada en una especie de rueda sin fin: es la planta que, si se regala, nos traerá la bonanza económica. Ruth Gómez está muy influenciadas por el Pop art y el anime, término que identifica a la animación de procedencia japonesa. Su estilo siempre optimista, está caracterizado por el dinamismo y su personal empleo del color. Son sorprendentes sus dibujos a lápiz en blanco y negro así como el contraste en sus obras en color para las que destaca su destreza en el empleo de los medios digitales.
New Gallery
Carranza, 6
Madrid.
Del 19 de Septiembre al 8 de Noviembre 2014.
- ¡Buena Suerte! Ruth Gómez. La New Gallery - - Alejandra de Argos -
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James Lord es un escritor puro, en él no hay rastro de pedantería ni intelectualismo, describe con naturalidad, observa con sensibilidad sin pretender ser sublime. Nos cuenta su asombro ante el proceso misterioso de la creación y retrata con linea maestra al artista, al creador. Leí hace tiempo una biografía que hizo de Balthus y me pareció de una exactitud insólita. Sus libros tienen la inocencia del que contempla un espectáculo con la mirada del testigo, son los propios hechos los que van constituyendo el prodigio, el milagro, la leyenda. El escritor narra lo sucedido sin opinar, sin juzgar. Así es también su " Retrato de Giacometti". James Lord nos relata las 18 sesiones en las que posó como modelo para el escultor Giacometti.
Autor colaborador: Pedro Oriol.
Pintor
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James Lord es un escritor puro, en él no hay rastro de pedantería ni intelectualismo, describe con naturalidad, observa con sensibilidad sin pretender ser sublime. Nos cuenta su asombro ante el proceso misterioso de la creación y retrata con linea maestra al artista, al creador. Leí hace tiempo una biografía que hizo de Balthus y me pareció de una exactitud insólita.
Sus libros tienen la inocencia del que contempla un espectáculo con la mirada del testigo, son los propios hechos los que van constituyendo el prodigio, el milagro, la leyenda. El escritor narra lo sucedido sin opinar, sin juzgar.
Así es también su " Retrato de Giacometti". James Lord nos relata las 18 sesiones en las que posó como modelo para el escultor Giacometti. De cada sesión queda el documento en imagen fotográfica de lo pintado ese día , y así podemos ser también observadores de la evolución del retrato.
Son 18 capítulos: uno para cada sesión.
Así que nos convierte en espectadores de 18 retratos y no necesariamente el mejor es el último.
Asistimos a la tragedia del artista que siente la impotencia íntima de crear, en este caso con pintura, el milagro de la vida, el retrato total del ser humano, del ser más cercano. Cada sesión es un proceso de aniquilación y resurrección. El artista habla en voz alta, muestra su intensidad, su ilimitada ambición que choca ante el juicio despiadado sobre si mismo, o sería más exacto decir, sobre su propia incapacidad como pintor. El artista ve mucho más que lo que es capaz de expresar. Pero está la fe, el presentimiento de que la gran obra está a punto de suceder, el cazador acecha a su presa. Y cada disparo es un acierto o un fallo, quién lo sabe?
Lo que en verdad impresiona es la autenticidad de todo el proceso. ¿ Locura, genialidad, enfermedad, videncia? El resultado acaba siendo insignificante, es el viaje hacia el conocimiento, hacia la luz, hacia la esencia y el misterio lo verdaderamente importante. Los rayados trágicos, la espiral enmarañada de sus trazos, la presencia humana que aparece y se esfuma en cada sesión, esa senda iniciática y única, ese crear el mundo a cada momento y esa hecatombe diaria, nos convierte a todos, de la mano de James Lord, en testigos alucinados de dos retratos prodigiosos creándose en paralelo. Giacometti retratando a James Lord. James Lord retratando a Giacometti.
- Retrato de Giacometti por James Lord. - - Página Principal: Alejandra de Argos -
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- Written by Elena Cué
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Autor: Elena Cué
Aire, niebla, bruma… velo apolíneo que todo lo cubre de luminosidad olímpica. Existe en el blanco una búsqueda de paz, pureza y espiritualidad, evocación de un mundo más allá de lo real. Así son las imágenes de Fernando Manso.
Fernando Manso (Madrid, 1961) comenzó en la fotografía en el mundo publicitario (1990-2007). Posteriormente, y hasta hoy, desarrolla trabajos de autor, centrados en la organización de exposiciones y en la edición de libros. Entre otras obras, ha publicado Madrid para la Editorial Lundwerg, una visión personal e inédita sobre la capital española que va ya por su cuarta edición; o España, que descubre paisajes especiales de nuestro país y que está prologado por Antonio López. Precisamente este pintor se refirió a su trabajo con matices románticos: “Hay muchas formas de representar la luz, y sus fotografías me recuerdan a Caspar David Friedrich, pues están tocadas por ese espíritu evocador del romanticismo alemán; su templanza concilia el tumulto del idealismo con una armonía y una serenidad bellísimas”. Su próxima producción, a la que ha dedicado los últimos meses, está centrado en los Jardines de la Alhambra.
El trabajo que ahora presenta, Blanco, refleja el mundo que este fotógrafo de la belleza y las sensaciones anhela alcanzar a través de cada uno de los instantes que quiere perpetuar. Viajero y buscador de lo bello, comenzó su carrera hace dos décadas de forma autodidacta, pero con un sentido estético procedente de una infancia rezumante de arte. El agua es una constante en su obra, en estado de nieve, hielo, niebla… como esencia de vida.
La fotografía tiene el poder de captar la realidad de un instante que jamás volverá a repetirse, viviendo ya un eterno retorno. Heráclito decía que todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. Las imágenes de Manso lo han conseguido. Su fotografía pertenece a un mundo donde todo se repite, porque fija el instante en un presente eterno.
El efecto del color en nuestras percepciones y conducta, o cómo nos sentimos afectados por ellos, es algo que ya trataron Newton, Goethe o Schopenhauer entre otros. Los colores despiertan diversas lecturas según nuestra subjetividad o nuestra stimmung. Estas imágenes en blanco transmiten soledad, ausencia, nostalgia y ensoñación, son escenas poéticas pertenecientes a un mundo onírico.
Sus fotografías cuentan historias, transmiten emociones, hacen soñar, estimulan nuestra imaginación. Su autor, observador incansable, espera el instante con estoicismo hasta que siente el impulso de plasmar ese momento tan efímero en la inmensidad de la eternidad para contar su historia, la que él siente como propia. Su identidad aflora en cada una de ellas. El observador, por su parte, engrandece la obra con sus múltiples interpretaciones. De eso trata el arte, de cómo el espectador es transformado por él.
Poeta de la luz, de mirada intensa, Manso es testigo y descubridor de belleza, sonidos, texturas y gestos que componen el 'cuadro' que va a crear. Pinta con sus imágenes, muchas de ellas suspendidas en la fina línea que separa su fotografía de la pintura. Estas imágenes en blanco invitan no sólo a que se miren, sino también a que se piensen. Tienen mucho de misticismo, de peregrinaje hacia la luz, la razón y la verdad. Luz y blanco están ligados a la belleza, a esa que anhela tanto.
Artesano del fuelle y de las placas, del grano y la bruma, del óxido y la luz, lanza sus imágenes pletóricas de romanticismo, ensoñación y melancolía, como alegoría de la esencia de su alma. Entrar en sus fotografías, permanecer en su espacio, donde la sombra y la luz se funden, silencio y blancura -como si se perdiera la noción del tiempo-, consigue que salgamos impregnados de la paz y armonía que desprenden. De una serenidad eternamente inalterable.
Artículo cedido por ARS Magazine para Alejandra de Argos
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