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- Escrito por Marta Sánchez
Desde hacía décadas, el ser humano no se había sentido tan vulnerable como en este principio de siglo y de milenio. Con su último libro, el filósofo Miquel Seguró Mendlewicz nos invita a analizar el concepto de vulnerabilidad y a “pensarlo” con ayuda de la filosofía de René Descartes.
Cubierta del libro “Vulnerabilidad”. Miquel Seguró Mendlewicz, 2021. Editorial Herder
“Reflexionar sobre la vulnerabilidad es cuestionarnos hasta las últimas consecuencias por el material sensible con el que construimos nuestras experiencias”. Esta frase aparece en una de las primeras páginas de “Vulnerabilidad”, el último libro de Miguel Seguró Mendlewicz publicado por Herder. El concepto no puede ser más interesante: es una invitación a reflexionar sobre la vulnerabilidad como tal, pero también como la condición del ser humano como ser vulnerable en primera instancia. En esta época en la que la pandemia nos ha dejado bien claro que la Humanidad no es indestructible (aunque todos pensemos íntimamente que nunca vamos a morir), el filósofo nos ofrece en su obra una reflexión imprescindible. Y no solo nos propone su propia reflexión, sino que estructura una guía o esquema a través del cual desarrollar nuestras propias ideas. Como él mismo señala, para alimentar la necesidad de pensar, una vez más, qué somos como seres humanos. Porque somos vulnerables, sí; pero Seguró Mendlewicz nos recuerda que lo somos para lo negativo y para lo positivo. Nos pueden herir la enfermedad, la muerte o la traición, pero también el amor, la solidaridad y el compañerismo. Así, a través de la vulnerabilidad y la “permeabilidad”, los seres humanos nos definimos como lo que somos.
Miquel Seguró Mendlewicz habla sobre su libro “Vulnerabilidad” para la Editorial Herder
Si bien se trata de un tema fascinante, debemos aclarar que no estamos ante una obra ligera. El libro está escrito como un ensayo filosófico fundamentado y profundo, algo que se agradece (y mucho) en unos tiempos en los que todo pide ser aligerado y fácil de asimilar. Seguró nos invita a acompañarle en sus reflexiones, bien estructuradas y organizadas, junto con un tercer invitado: René Descartes. Según comenta el autor en su blog, se ha apoyado en su filosofía por ser “propicia para meditar sobre la vulnerabilidad, proponiendo una reflexión filosófica que proyecta la vulnerabilidad como condición de la vida humana, en todas sus magnitudes”. La obra está estructurada en torno a dos áreas básicas de pensamientos: la realidad de la existencia de la vulnerabilidad (su pathos o bloque teórico) y su integración en la vida y el comportamiento, tanto general como individual (su ethos o bloque práctico). A partir de esta clasificación, el autor nos ayuda a investigar la necesidad y el porqué de nuestra vulnerabilidad como individuos y como especie. El objetivo: intentar comprenderla como una predisposición a que nos “pasen cosas”, sea para bien o para mal. Como seres imperfectos y abiertos que somos. En definitiva, como seres humanos.
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- Escrito por Marta Sánchez
En febrero de 2020 fallecía en Cambridge George Steiner, uno de los grandes pensadores, filósofos y ensayistas de los siglos XX y XXI. La reedición de este libro, donde conversa con el periodista Antoine Spire en 1997, nos permite recuperar su voz siempre joven y sus controvertidas (y fundamentadas) opiniones.
Cubierta de “La barbarie de la ignorancia”. George Steiner y Antoine Spire. 2020. Editorial Alfabeto.
George Steiner es una de las voces más influyentes del pensamiento de finales del siglo XX y principios del XXI. Fallecido en 2020 a los 90 años de edad, su figura permanece en el recuerdo por sus poderosos análisis de la historia y de la sociedad europeas. Siempre bajo un punto de vista personal, fundamentado y polémico (y refrescante, en cualquier caso), en 1997 mantuvo una conversación radiofónica con el prestigioso periodista francés Antoine Spire. Del diálogo surgió el libro La barbarie de la ignorancia, que la editorial Alfabeto tuvo el acierto de reeditar en español con motivo del fallecimiento del filósofo y ensayista. En el prólogo, Spire no duda en constatar la naturaleza conflictiva de su relación previa con Steiner: así, define sus encuentros en France Culture como “conflictivos y duros”, y señala que en determinado momento pensó que el erudito iba a cortar cualquier relación con él por sus diferencias de opiniones. Por el contrario, Steiner le demostró a Spire algo que el periodista interioriza en las primeras páginas del libro: a “respetar un pensamiento que no me resultaba familiar y a hallar en él, además de los puntos de discrepancia irreconciliables, una construcción desesperada pero innegablemente seductora”.
Foto de George Steiner en elcultural.com
Foto de George Steiner en elcultural.com El libro se estructura en once capítulos donde la conversación fluye como un río, en los que Steiner se revela provocador, sabio, polémico, elitista, pesimista y arrollador. En el primer capítulo habla con Spire sobre la importancia de la lengua, de los idiomas; sobre la necesidad de conocerlos y quererlos para comprender al otro. “Cada lengua es una ventana a otro mundo, a otro paisaje, a otra estructura de valores humanos”. También repasa su infancia en París, a donde su familia se mudó en 1924 como consecuencia del temor de su padre (totalmente fundamentado, como se demostraría) ante al ascenso del antisemitismo. El libro ofrece una fascinante visión de algunos de los acontecimientos más terribles del siglo XX, desde el punto de vista de la cultura. Una visión que se puede compartir, o no; pero que siempre resulta interesante. Steiner y Spire tocan todo tipo de temas, desde la presencia/muerte de Dios hasta (incluso) el heavy metal y el rap, expresiones culturales que repudia sin tapujos. Elitista e incómodo, divertido y culto, escéptico y tolerante, George Steiner sigue siendo un pensador que ayuda a los demás precisamente a eso: a pensar. Se coincida o no con su punto de vista moral, siempre es un placer descubrir la brillantez de su pensamiento y disfrutar de la energía demoledora que una juventud que conservó hasta la muerte.
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- Escrito por Marta Sánchez
El ensayista, filósofo y profesor francés describe la naturaleza como un compendio de formas de la misma vida, que se perpetúa.
Cubierta de "Metamorforsis", de Emanuel Coccia. Ed. Siruela, 2021
Durante los tiempos más duros del confinamiento derivado de la pandemia causada por la COVID 19, una científica pronunció en un medio de comunicación unas palabras tan polémicas como interesantes: "El virus no ha venido para hacernos daño. Está aquí para enseñarnos". Y es que en realidad, la terrible oleada de contagios, muertes y consecuencias devastadoras que ha supuesto la pandemia no responde al supuesto odio de un organismo contra la Humanidad: simplemente, es el resultado de la mutación y el viaje de un organismo, con sus lógicas consecuencias. De este tema y otros relacionados nos habla el ensayo "Metamorfosis. La fascinante continuidad de la vida", un texto fascinante y controvertido que ha sido publicado recientemente en nuestro país (y en español) por la Editorial Siruela. Porque según la teoría de Coccia, filósofo y profesor asociado de Filosofía en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, los virus y los seres humanos no son sino formas distintas de una sola vida que se perpetúa a lo largo del tiempo. Escrito en tiempos anteriores a la pandemia, el texto parece premonitorio y certero como pocos; de hecho, las dos últimas páginas están dedicadas precisamente a los virus. En una entrevista para lavoragine.net, Emanuel Coccia definía poéticamente a estos organismos como "la forma en que el futuro existe en el presente": una forma de metamorfosis que viaja de vida en vida, y modifica a los seres vivos en los que habita para perpetuar su vigencia.
Emanuele Coccia habla sobre el libro "Metamorfosis" y la teoría sobre la prevalencia de una única vida en la Tierra. Conferencia moderada y presentada por Josep Ramoneda. Observatorio Fundación La Caixa.
Siendo como es un tema polémico, sin duda es también un magnífico punto de partida para el pensamiento. Según el escritor, la vida es constante cambio y también lo es la muerte: los organismos vivos se alimentan de los muertos, y de esta manera conservan y perpetúan su energía vital. Los ancestros viven en sus descendientes; los padres, en los hijos. Cada ser es un organismo "reciclado", según Coccia, pero también nuevo: parte de una forma de vida global y única que construye y destruye de forma continua, siempre en busca de la permanencia. Además de tratarse de un texto de enorme vigencia e interés, el libro está pensado para el lector y la lectora "no filósofos". Escrito de forma poética y cercana, invita a reflexionar sobre la vida y la muerte, a aceptar nuestra cualidad de seres aparentemente finitos y a cuestionar la superioridad del ser humano y su situación de preeminencia en la escala evolutiva. En la entrevista antes mencionada, Coccia lo deja bien claro: "Asumimos espontáneamente que el animal es superior a la planta, la planta a la bacteria, etcétera. Sin embargo, las formas de vida más pequeñas no son las más básicas ni las más primitivas". Así, "Metamorfosis" constituye un texto tan liberador como inquietante; una invitación a asomarnos al abismo de la vida tal y como es, y a abrazar la cualidad protectora, destructura y creadora de nuestra propia naturaleza.
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- Escrito por Marta Sánchez
La fotógrafa especializada en arquitectura da una vuelta de tuerca a la plasmación simple de las imágenes, recreando los interiores de la Casa Ola (proyecto de la interiorista Patricia Bustos) con un punto de vista plástico cercano a la abstracción.
"Esencia #1". Obra de Lucía Gorostegui. En garnaartgallery.com
La exposición Esenciales es ahora mismo un must see de la temporada artística madrileña. Organizada por la galería Gärna Art Gallery, situada en el callejón de Jorge Juan, la muestra es más una exploración fotográfica (tal y como se indica en el cartel y el programa) que una exposición al uso. Las fotografías de Lucía Gorostegui, artista y fotógrafa especializada en arquitectura, recrean los espacios de la Casa Ola tras la intervención de la interiorista Patricia Bustos. Pero lejos de tratarse una muestra de fotografía arquitectónica, en realidad lo que encontramos al traspasar el umbral de la galería es una serie de obras de arte con una cualidad sugerente, atemporal y esquiva. Las imágenes de Gorostegui difuminan las líneas, rehúyen el color y apuestan por un minimalismo extremo, que obliga al espectador a mirar más de cerca y a reflexionar sobre lo que ve. En palabras de la fotógrafa: "Con mi obra intento trasladar al espectador esa emoción de la búsqueda, dar crédito a sus percepciones más fugaces y lograr que palpe la abstracción". Y lo consigue mediante una exploración del espacio más emocional que visual; más sensorial que objetiva.
Retrato de la artista.Fotografía de Lucía Gorostegui en metalocus.es
Para ello, la artista no renuncia a trabajar con materiales ajenos al soporte fotográfico, que a su vez pertenecen al ámbito de la arquitectura. Así, en las salas de la exposición encontramos marcos revestidos de mortero de arena, papeles reflectantes e iridiscentes que evocan los juegos de luz... Elementos sugerentes y originales, que recrean la experiencia fotográfica y la llevan a un nuevo nivel. La exposición se presenta como una colaboración entre la fotógrafa y el estudio de Patricia Bustos: sobre el papel, el trabajo de la interiorista se convierte en un universo de formas simples, texturas sutiles y luces que se escapan de la mano, y que convierten a la arquitectura en un juego lleno de poesía. Todo gracias al acertado punto de vista y el trabajo creativo de Lucía Gorostegui, que logra (tal y como indican desde la galería) mostrarnos una arquitectura plenamente sensorial. En lugar de proponer un punto de vista amplio y general que permita identificar los detalles y hacernos una idea de los espacios, la artista se centra en el detalle y en los encuentros entre formas, materiales y planos. Y sí consigue transformar lo habitual en extraordinario, algo solo al alcance de quienes poseen una visión especial y personal de aquello que les rodea. La muestra ha sido prorrogada y permanecerá abierta en Gärna Art Gallery hasta el 28 de octubre.
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- Escrito por Marta Sánchez
La pintora muestra su última obra en la ciudad que ha convertido en su hogar y su taller. Una selección de últimas piezas que prosiguen con el objetivo de su arte: captar la esencia el aire y la atmósfera de los "no lugares".
Cartel de la exposición Éter de Anka Moldovan, organizada por la Casa de la Cultura Teodoro Cuesta de Mieres
Las obras de Anka Moldovan (Rumanía, 1976) existen en esa tierra de nadie donde la figuración se diluye en un limbo abstracto. En ellas vemos, a veces sentimos, la presencia humana individual y colectiva; pero siempre a través de un cristal ahumado, una niebla que vibra con texturas, relieves y color. La ciudad asturiana de Mieres acogió a la artista hace más de dos años, cuando decidió abandonar su carrera política para dedicarse por completo a su pasión: la pintura. Tras exponer en distintas ciudades, entre ellas Madrid, París y Nueva York, esta temporada inaugura la exposición Éter en la Casa de Cultura Teodoro Cuesta de Mieres. La muestra se podrá visitar entre los días 17 y 30 de septiembre, formada por una amplia selección de obras representativas de la profundidad y la complejidad del punto de vista pictórico de Anka Moldovan. Su pincelada se asienta en la escuela pictórica tradicional, que la artista utiliza para generar un imaginario plenamente personal y contemporáneo. Son lienzos que mezclan trabajo de pincel, de espátula e incluso de frotagge; las gruesas capas de materia reflejan la presencia de objetos que las invadieron para después abandonarlas, dejando su impronta.
La artista Anka Moldovan pintando en su taller. Foto: Samuel de Román. En lne.es
En el año 2014, la artista expuso su obra en la Casa de América de Madrid. Las palabras de la institución cultural, redactadas entonces para presentar la muestra, siguen permaneciendo vigentes y describiendo a la perfección la esencia de su arte: "Cada pincelada esconde una historia, relatos que cada uno entiende bajo su propia experiencia, y ésta es su verdadera esencia. Asfaltos, nieblas, ofelias, silencios, reyes locos, personajes que van, que vienen, que se detienen y se articulan bajo una abstracción figurativa. veladuras que cubren y descubren 'no lugares'". Según palabras de la propia pintora, sus lienzos contienen su fascinación por el ser humano como "contenedor" de cosas, de ideas, de sentimientos y pasiones. Porque como se puede apreciar en la exposición, abierta al público con entrada libre, las figuras que aparecen en sus imágenes nunca están de paso; su intención es quedarse en la pupila de quien las mira. Vagando por el éter, se mezclan con el aire; en parte se difuminan, pero también permanecen.