Alejandra de Argos por Elena Cue

En un texto en el que la prosa lee como verso (y viceversa), el escritor se mete en la piel del artista y su entorno personal,  haciendo estallar la luz de sus cuadros en cada página.

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Cubierta del libro Vivir con el corazón (Ed. La Huerta Grande) y retrato de Javier Santiso en El país.com.

 

Desde la primera página de Vivir con el corazón (La Huerta Grande, 2021), Javier Santiso desboca su prosa en un alud desenfrenado de frases e imágenes, separadas por comas. Al lector le queda, por tanto, bien claro que la intención del escritor y poeta no es crear una novela al uso; mucho menos, una biografía del famosísimo pintor preimpresionista. Al contrario, el libro de Santiso busca introducirse en los lienzos de Van Gogh y penetrar debajo de su piel. Y lo hace a través de ocho episodios, en los que disecciona su vida y obra a través de “historias minúsculas” sobre la relación del artista con otras personas a las que amó. El primer capítulo se centra en el propio pintor, indagando en el alma perdida de un hombre que visitaba su propia tumba. En realidad, se trataba de la de un hermano gemelo muerto al nacer, al que se enterró con su mismo nombre. “Ese hermano que nace y muere al mismo tiempo con un año de distancia, lleva también el mismo nombre que él”. A partir de este hecho, las páginas del ibro nos empujan de lleno en la personalidad y la vorágine de pensamientos del Van Gogh ficticio, un personaje recreado por el escritor que sentimos muy próximo al real. La avalancha de imágenes visuales y literarias, tan característica de la lírica, permite al escritor recrear un universo personal equivalente al imaginario pictórico del protagonista de la novela: un despliegue de colores, formas, paisajes, animales y figuras simbólicas, que la calidad de la escritura de Santiso hace visibles a través de la palabra impresa.

 

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Posible retrato de Vincent van Gogh (tercera figura por la izquierda) con Paul Gaugin y Émile Bernard, entre otros. Realizada por Jule Antoine. En news.artnet.com

 

“Vincent siempre quiso algo más, quería hacer bailar las flores, escribir lo imposible sobre la pared verde del viento, iluminar, vivir con el corazón”. Esta frase refleja el objetivo de la novela, la primera publicada por un escritor acostumbrado a reflejar belleza y alma a través de la poesía. Santiso se reencarna en Vincent e imagina sus momentos de ansiedad y de vibración; de inspiración, pero también de confusión. Entre líneas, el escritor nos va dando inteligentes pinceladas (nunca mejor dicho) de la realidad del artista, un hombre atormentado que solo podía descargar su sufrimiento en el arte, el alcohol y los excesos. Nos cuenta cómo el alcohol presente en la absenta, la bebida bohemia por excelencia a la que era aficionado, provocaba visiones en su mente que creaban “halos de colores”. Y cómo el doctor Gachet, protagonista de uno de los retratos más famosos y cotizados de la historia del arte, le proporcionaba dedalera y santonina para controlar sus “erupciones volcánicas”. Los siguientes capítulos, escritos a través de personajes como su hermano Theo o su cartero, Joseph Roulin, siguen la misma dinámica. Tal y como comenta el escritor en una reciente entrevista a El País, “el libro surge como una riada, de manera descontrolada en el verano mágico de 2019, después de leer la ópera verbal que despliega [Pierre] Michon en 'Rimbaud el hijo' y que me dejó descolocado”. En definitiva, nos encontramos con una novela deslumbrante y arrolladora, que refleja como ninguna los colores siempre en movimiento y la luz profunda de los lienzos de Van Gogh. En palabras del escritor: “Vincent quiere más, quiere mucho más, quiere vivir con el corazón, que le operen a cielo abierto, que los columpios sigan jugando en sus ojos”.

 

Vivir con el corazón (La Huerta Grande) disponible en Amazon

Las subastas y los grandes museos occidentales dirigen su mirada hacia el arte emergente africano, dando visibilidad a nuevos y potentes artistas como Aboudia.

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El artista Aboudia (Abdoulaye Diarrassouba) frente a una de sus obras. Vía trueafrica.co.

 

A principios del siglo XX, el arte procedente de África despertó un enorme interés en las vanguardias artísticas europeas. Desde el movimiento Dadá, que empleaba las máscaras africanas como inspiración para sus performances (y cuyos integrantes eran apasionados coleccionistas de estos objetos), hasta la obra de artistas de renombre mundial como Pablo Picasso, las corrientes plásticas del siglo XX no hubieran sido lo mismo sin la influencia del arte llegado del continente africano. Actualmente, este interés experimenta un poderoso renacer; si bien en este caso el objeto de deseo no es el arte étnico, sino el contemporáneo. Las obras de los jóvenes artistas africanos pugnan por hacerse un lugar en los grandes museos, que empiezan a colocarlas en el punto de mira de sus adquisiciones.

 

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Go, 2019. Aboudia Diarrassouba

 

Las redes sociales, con Instragram a la cabeza, son las máximas responsables de la difusión de este soberbio imaginario. Entre otros artistas emergentes como Portia Zavavahera, Cyrus Karibu o Aya Tarek, o consolidados como Chéri Samba, Raymond Tsham Mateng, Pierre Bodo, el nombre de Aboudia destaca por su potencia. Aboudia es el nom de guerre de Abdoulaye Diarrassouba, nacido en Costa de Marfil en 1983 y que actualmente divide su vida y su trabajo entre sus estudios de Nueva York y Abiyán, su ciudad natal. Con una imagen en redes tan intensa como polémica, sus grandes lienzos guardan una evidente relación con la obra de Jean-Michel Basquiat, de la cual heredan el rotundo trazo expresionista, la conciencia de raza y un magistral uso del color.

 

Aboudia habla sobre su obra para la Ethan Cohen Gallery de Nueva York, con motivo de la exposición celebrada en el año 2015. Vía efca.com.

 

El éxito de la obra de Aboudia ha sido un punto de inflexión en la vida del joven creador. Aboudia ha sabido expresar de forma contemporánea el horror de la guerra vivida en su país, Costa de Marfil: durante la contienda, el artista sobrevivió a la violencia convirtiendo el sótano en el que se ocultó en su propio estudio de arte.

 

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Aboudia -Trois amis III. Artsy

En una entrevista realizada por trueafrica.co, Aboudia deja clara que su atracción por el arte no es en absoluto sobrevenida. “Nací con pasión por el arte y empecé a pintar a una edad muy temprana. Por lo tanto, siempre he sido artista”. El pintor también señala que una de sus influencias fundamentales son los grafitis que realizan los niños y adolescentes en las calles de los distritos de Abobo, Yopougon y Treichville de Abiyán (capital de Costa de Marfil, donde el artista se crio). Si bien la guerra civil ejerció una poderosa influencia en los lienzos del Aboudia, según sus propias palabras esa etapa ya forma parte del pasado: “una vez terminada la guerra he vuelto a mi inspiración original: los chicos de las calles de Abiyán”. Actualmente su obra forma parte de colecciones tan importantes como la de la Galería Saatchi (Nueva York) o la Frank Cohen Collection (Londres). En el mercado de las subastas, en los últimos años algunas de sus pinturas han alcanzado precios cercanos a los 100.000 dólares.

 

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Aboudia -L’aventurier II 

 

 

Un viaje a través de treinta y cinco cuadros, sus creadores y su vida secreta. Carlos del Amor nos invita a atravesar el espejo pictórico y entrar en las obras, descubriendo el relato que esconden.

 

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Cubierta del libro Emocionarte. La doble vida de los libros. Carlos del Amor, 2020. Editorial Espasa.

 

“El objeto del arte es quitar el polvo de la vida diaria de nuestras almas”. Con esta clarividente frase de Pablo Picasso, Carlos del Amor abre su último libro: Emocionarte. La doble vida de los cuadros (Premio Espasa 2020). Del Amor (Murcia, 1974) es una figura fundamental en del ámbito del periodismo cultural español, con una trayectoria íntimamente ligada a RTVE. Su estilo personal, reconocible como pocos, apuesta por piezas informativas breves (muchas veces de minuto y medio de duración) en las que consigue destilar la esencia de cualquier obra, relato o incluso vida. En el prólogo del libro, el autor asegura: “para mí, los cuadros tienen una vida mientras estamos en el museo y otra diferente cuando se quedan a solas”. Y es precisamente lo que intenta hacer a lo largo de sus páginas: levantar ligeramente el telón que oculta lo que hay detrás de los museos cuando termina la función. Para ello, el escritor y periodista selecciona treinta y cinco obras pictóricas y nos habla de ellas. Traza historias reales e inventadas, analiza colores y texturas, busca las correcciones que realizó en su día el pintor intentando encontrar el relato de lo que realmente sucedió. De aquello que impulsó al artista a realizar su obra.

 

Tras obtener el Premio Espasa 2020, Carlos del Amor habla sobre Emocionarte. La doble vida de los libros en el Aula de Cultura virtual de la UNIR (La Universidad en Internet).

 

Pero el autor no se detiene en la superficie del cuadro, ni se limita a ahondar en las intenciones del propio pintor o pintora. Es el primero en invitar al espectador a imaginar qué es lo que realmente sucede en el lienzo; qué hay al otro lado de ese espejo que no refleja. En el prólogo, Carlos del Amor afirma: “una obra de arte concluye siempre en los ojos del espectador, que termina dotándola de sentido, a veces alejado del que pretendió el propio artista, otras veces coincidente, y, seguro, casi siempre sugerente”. Esta invitación a liberarnos del corsé y permitir que vuele la imaginación es uno de los muchos hallazgos de este libro; todo un placer para los amantes del arte, pero también para cualquier persona que disfrute de la belleza, las historias bien contadas y la buena escritura. El primer capítulo está dedicado a un cuadro tan poco conocido como fascinante: “Un mundo”, pintado en 1929 por una jovencísima Ángeles Santos. Una obra muy especial y bastante desconocida, que en su momento pasó poco menos que inadvertido por el simple hecho de que su autora era una mujer. Los siguientes lienzos conforman una cuidada selección que, sin olvidar a los clásicos, también se adentra por caminos menos trillados. Así, “Emocionarte. La doble vida de los cuadros” se revela como la guía imprescindible para descubrir los infinitos universos que, como nos cuenta el autor, se despliegan cuando cierran los museos.

 

Emocionarte. La doble vida de los libros (Espasa) disponible en Amazón

El médico y antropólogo ha sido galardonado con el premio por su llamamiento a mejorar los sistemas sanitarios públicos y su apuesta por “tratar la salud como uno de los derechos humanos”.

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El Dr. Paul Farmer, Co-Fundador de Partners in Health y galardonado con el Premio Berggruen 2020. Vía Nytimes.com.

 

El premio Berggruen se otorga desde el año 2016 a hombres y mujeres cuyas ideas “han moldeado profundamente el autoconocimiento y el progreso del ser humano, en un mundo en constante cambio”. Este año 2020 el galardón ha sido concedido al Dr. Paul Farmer, médico especializado en enfermedades infecciosas y antropólogo cuya labor se distingue por la defensa del ejercicio de la sanidad como derecho innato del ser humano. La crisis sanitaria y social causada por el coronavirus ha vuelto a demostrar la desigualdad que afecta a las comunidades con menos recursos, algo que el Dr. Farmer ha dedicado su vida a denunciar. Según Amy Gutmann, miembro del jurado y presidenta de la Universidad de Pennsylvania, “el llamamiento del Dr. Farmer a mejorar los sistemas sanitarios públicos no es solo una cuestión científica, sino también política, económica y ética. En esta crisis, al igual en que las precedentes, nuestro conocimiento sobrepasa con creces nuestra voluntad de poner soluciones eficaces en acción”. El prestigioso galardón fue creado en el año 2016 y es otorgado cada año por el Berggruen Institute, una institución co-fundada por Nicolas Berggruen, filántropo e impulsor de proyectos relacionados con la mejora de las condiciones de vida en las sociedade humanas. Creado en 2019, su función es “investigar maneras de moldear las instituciones políticas y sociales frente a las grandes transformaciones que experimenta hoy nuestro mundo”.

 

El Dr. Paul Farmer habla sobre la elevada mortalidad causada por la COVID-19 en EEUU, calificándola como un efecto de “décadas de ausencia de inversión en sanidad pública y siglos de desigualdad social”. Vía Democracy Now!

 

La labor del Dr. Paul Farmer es, en este sentido, paradigmática. Es uno de los fundadores de Partners in Health, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es demostrar la eficacia de la aplicación de sistemas sanitarios de calidad en comunidades con pocos recursos. Trabaja como profesor de la Kolokotrones University y es Jefe del Departamento de Salud Global y Medicina Social de la Harvard Medical School, y Jefe de la División de Igualdad de Salud Global en el Women’s Hospital de Boston. Su trabajo ha contribuido a desarrollar tratamientos para pandemias como el Ébola, el SIDA o la tuberculosis en lo que él califica como “desiertos clínicos”: Ruanda, Haití o Perú, especialmente. Este año, su labor en defensa de la necesidad de implantar sistemas sanitarios públicos de calidad durante la pandemia le ha hecho merecedor del premio. De hecho, junto con sus colegas de Partners in Health fue el encargado de diseñar e implementar la respuesta frente a la COVID-19 del Estado de Massachusetts, una acción que por su eficacia fue replicada después en otros doce estados. Según Nicolas Berggruen, “como pensador y con su involucración directa, el Dr. Paul Farmer ha conectado la articulación filosófica de los derechos humanos con la defensa de la salud”. El galardón, dotado con un millón de dólares, reconoce una vez más la magnífica labor del médico y antropólogo, desarrollada durante cerca de 30 años en comunidades con recursos mínimos (ubicadas sobre todo en Haití y África Occidental) y que le ha llevado a publicar un total de doce libros.

El libro, publicado por Alfaguara, recopila "medio siglo de artículos, conferencias, reseñas y notas" escritas por el Premio Nobel sobre uno de los escritores que más ha influido en sus obras. Antagónicos y parejos, los dos autores se enfrentan cara a cara en sus páginas.

 

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Cubierta del libro Medio siglo con Borges. Mario Vargas Llosa, 2020. Editorial Alfaguara.

 

Según Jorge Luis Borges, lo que realmente convierte a un escritor en un clásico es su capacidad para generar “la inminencia de una revelación que no se produce”. Ese secreto que percibimos y que nos pone los pelos de punta mientras leemos; que se nos escapa como agua entre los dedos y no somos capaces de desvelar. Más que un descubrimiento, se trata de una percepción; de una emoción, más que una certeza. Si hay una definición que se ajusta a la obra de Borges es precisamente esa: su literatura es fascinante, compleja, a veces incluso incómoda e incomprensible. Pero siempre esconde esa indefinible cualidad genial, que se filtra constante a través de las palabras. El escritor y Premio Nóbel Mario Vargas Llosa nunca fue ajeno a esta sensación. Descubrió a Borges ya en su juventud, si bien sus personalidades e inquietudes eran diametralmente distintas. Porque Vargas Llosa siempre tuvo conciencia social y no entendía la acción literaria sin la participación; a Borges la sociedad le fue siempre indiferente, prefiriendo antes la compañía de su enorme biblioteca mental. El libro que nos ocupa es un reencuentro entre el Vargas Llosa y el autor argentino a través de los textos, las notas y las reseñas que el primero escribió sobre el segundo a lo largo de cinco décadas. Todo ello, matizado y comentado por un escritor que no solo deslumbra con sus novelas, sino que es también uno de los mejores analistas literarios de los últimos tiempos. 

 

Encuentro entre Mario Vargas Llosa y la escritora y periodista Leila Guerriero con motivo de la publicación del libro. En Espacio Fundación Telefónica.

 

La pasión por la literatura en general (y por la obra de Jorge Luis Borges en particular) brilla en cada página del libro, así como la admiración declarada de Mario Vargas Llosa por el autor argentino. Ante cualquiera de sus páginas, confiesa sentir "una indefinible nostalgia y la sensación de que algo de aquel deslumbrante universo salido de su imaginación y de su prosa me estará siempre negado, por más que tanto lo admire y goce con él". El autor del libro confiesa la enorme lejanía que siempre percibió con el enfoque moral y social de Borges, tan distinto al suyo propio. En 1963, Vargas Llosa entrevista al escritor en su piso de París y se sorprende por la austeridad del lugar, así como por la ausencia de sus propias obras en la biblioteca. "¿Quién soy yo para codearme con Schopenhauer o Shakespeare?", le rebate. También sorprendió siempre al autor peruano la tolerancia de Borges ante dictaduras como la de Videla o la del mismo Pinochet. Y aun así, su admiración por su obra y el reconocimiento de su influencia en algunos de los autores sudamericanos más importantes (incluyéndose a sí mismo) permanece intacta hasta hoy. La inalterable capacidad de Vargas Llosa para convertir un análisis literario en literatura por derecho propio brilla de nuevo en las páginas de Medio siglo con Borges, un magnífico libro que nos permite disfrutar del talento de dos grandes de las letras del siglo XX. Un homenaje indispensable al autor argentino en particular, y una declaración de amor a la literatura en general. 

 

Medio siglo con Borges (Hispánica) disponible en Amazón