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- Escrito por Daniel Fábrega.
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Stoller Casa Cocoon, Florida 1950's / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
“Cada vez es menos factible reflexionar sobre nuestra experiencia siguiendo la distinción entre imágenes y cosas, entre copias y originales”
― Susan Sontag, On Photography
Una gran parte de nuestra generación es conocedora de los hitos de la arquitectura moderna americana de mediados del siglo XX, no por haberlos visitado personalmente, sino por haber absorbido las icónicas imágenes de fotógrafos como Ezra Stoller o Julius Shulman.
Stoller Casa Cohen, Florida 1950 / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
La prosperidad económica y el optimismo colectivo que se vivió en los años de posguerra en Estados Unidos, hizo de la vivienda unifamiliar un experimento social con rasgos de ferviente devoción en un porvenir perfecto e infinito. La vida doméstica se convirtió en una forma de arte diario, un arte construido y comercializado con eficiencia, una especie de terapia nacional para el mitigar el trauma de una época bélica reciente.
Durante este periodo de fertilidad industrial, tanto Stoller como Shulman, dieron pie a algunas de las imágenes de arquitectura doméstica moderna más relevantes en décadas, y a un legado visual que transcendería la mera utilidad de sus encargos, elevándose a un nivel de simbolismo de una época.
Shulman Casa Twin-Palms Palm Springs California / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
Tras haber cursado estudios superiores de arquitectura en Madrid y Chicago, y habiendo basado su tesis pre-doctoral en un estudio comparativo de la obra de los dos grandes fotógrafos americanos Ezra Stoller y Julius Shulman, la fotógrafo Montse Zamorano (Madrid 1985) ha canalizado su pasión por la arquitectura fotografiando la obra de estudios de arquitectura de la talla de Foster & Partners, Álvaro Siza, o incluso como de maestros como Le Corbusier, o Louis Kahn.
Como continuación a su labor investigadora de la obra de los dos grandes fotógrafos americanos del siglo XX, Zamorano se ha embarcado en un proyecto fotográfico en busca de las raíces de la naturaleza visual de un periodo de la arquitectura moderna norteamericana, en donde no sólo se retrataba un periodo de la arquitectura, sino una visión de una forma de vida tanto humana, como humanista.
Stoller Casa Deering, Florida 1958 / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
Tomando como base un proyecto de vivienda unifamiliar en la urbanización “El Bosque” a las afueras de Madrid, y en colaboración con sus autores, el estudio de arquitectura de origen estadounidense Buildworks, Zamorano traza las líneas maestras de una nueva revisión a la hora de componer y retratar la modernidad actual en el marco de la arquitectura doméstica española.
Partiendo del entendimiento de que la arquitectura es una experiencia espacial, las imágenes de Zamorano para esta vivienda desencadenan un discurso visual de gran elocuencia compositiva, organizando los elementos integrantes de manera que su suma supera la sencillez de las formas arquitectónicas retratadas. A modo de los fotógrafos americanos, Zamorano retrata el espacio y su profundidad, a menudo haciendo uso de elementos difusos o fraccionados en primer plano, como la silueta de un vehículo aparcado, la rama de una encina asomando, o una copa de vino en pleno disfrute. Sus fotografías incorporan una obvia apreciación por la pureza de la estructura arquitectónica, pero paralelamente transmiten una aparente preferencia por los aspectos más humanos de sus usos, imágenes en sí, creadas sin drama o deseo de intrusión.
Stoller Tienda en Cambridge, Boston 1969 / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
No existen grandes esfuerzos escenográficos ni artificialidad en estas composiciones, más bien un ejercicio de tesón y perfeccionismo. Zamorano presenta una escena diaria dentro de un marco arquitectónico que opta por mostrar la fluidez entre el exterior y el interior, los trazos de su ejecución, el alistonado del hormigón armado, la luminosidad del revestimiento cerámico, la emotividad de un cielo otoñal, la omnipresencia de una vegetación perteneciente al lugar desde hace generaciones y respetada en la obra arquitectónica.
Shulman Casa Koenig, Los Angeles 1960 / Montse Zamorano, Casa AriasMiguez, Madrid 2013. |
La utilización del blanco y negro como herramienta documental en estas fotografías, es inherente a esa herencia estilística de Stoller o Shulman aportando grandes dosis de abstracción a la toma final. Al suprimir el uso de color, Zamorano apremia las aristas de la arquitectura moderna sin teatralidad ni distracciones de su mera composición, imprimiendo a la propia utilidad de la imagen un aura de belleza hipnótica, atemporal e inmortal.
Para más información sobre la fotógrafo: www.montsezamorano.com
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- Escrito por Alejandra de Argos.
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George Condo en Galería Skarstedt en 23 Old Bond street. Hasta el 5 de Abril de 2014.
Me sorprendió y entusiasmó el nuevo trabajo en papel y tinta del artista americano George Condo (1957). De gran formato, su intencion ha sido la de experimentar todas las posibilidades que le da la tinta sobre papel.
George Condo en la Galería Simon Lee en 12 Berkeley Street. Hasta el 22 de Marzo de 2014.
Como impresionante fue también, su nueva exposición de pinturas cubistas. Condo describe este trabajo como cubismo psicológico. George Condo dice que Picasso pintaba un violin desde cuatro diferentes perspectivas en un solo instante y que el hace lo mismo con los estados psicológicos. Cuatro de ellos pueden suceder simultaneamente, reir, escuchar, llorar, dormir. Y el los plasma en un solo rostro.
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- Escrito por Marina Valcárcel
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Chéjov y su esposa, la actriz Olga Knípper.
"Deme una mujer que, como la Luna, no aparezca todos los días en mi cielo" (Chèjov)
A lo largo del último año, y tras la concesión del Premio Nobel de Literatura a Alice Munro, se ha dicho sin cesar que Antón Chèjov (1860-1904) es el padre del cuento moderno. Hemos releído "La Estepa" hace ya unas semanas. Algo ha permanecido ahí, en el fondo, dando vueltas, sin ser digerido, produciendo cierta perplejidad y volvemos sobre ello.
En este cuento largo, de unas 150 páginas, se narra el viaje de un niño por la estepa ucraniana alrededor de 1880, para Chèjov el "alma rusa" dependía de la inaudita soledad de la estepa y la va describiendo como si fueran lienzos, uno detrás de otro, que van surgiendo de entre las líneas. Nos asombra reconocer que es lo más parecido a pintar escribiendo.
¿Cuántos pintores, grabadores, ilustradores de cuentos o directores de cine han dibujado o transmitido una tormenta como lo hace este escritor ruso?
"Detrás de las colinas surgió, de manera inesperada, una nube rizada de color ceniza. Intercambió una mirada con la estepa, como si quisiera decirle: "Estoy preparada" y frunció el ceño. De pronto, algo se desgarró en el aire estancado, el viento sopló con todas sus fuerzas y con un silbante estrépito corrió formando remolinos por la estepa. Al instante la hierba y la maleza del año anterior empezaron a murmurar; el polvo sobre el camino avanzó por la estepa y, arrastrando tras de sí la paja, libélulas y plumas, se elevó en forma de tromba negra hasta el cielo oscureciendo el sol. Atravesando la estepa a lo largo y ancho, tropezando y saltando, se desplazaban los cardos; uno de ellos, atrapado por el torbellino, giró como un ave, se elevó hasta el cielo y, tras convertirse allí en un punto negro, desapareció de la vista. Otro lo siguió y luego un tercero; Yegoruska vio cómo dos de ellos chocaban en las alturas azules y se acometían en una suerte de combate singular".
La descripción y el paisaje son los protagonistas absolutos. Por lo demás, nos resulta una lectura lenta, lentísima, en la que no ocurre prácticamente nada.
¿Nada?¿Cuál es pues la razón del impacto que produce en el lector? En un lector actual, nos referimos.
En la época de la inmediatez, del exceso de información pero, sobre todo, en la época de la exigencia de contenidos complejos y vertiginosos. Cuando los guiones de las películas recientemente oscarizadas giran alocadamente hacia el enamoramiento de un hombre por un sistema operativo informático, o nos ahogan en la angustia de un fatídico viaje espacial, ¿qué nos aporta leer cómo inician el vuelo las alas de una avutarda?, ¿Por qué nos sobrecoge la descripción del tiempo que pasa en una mañana en el campo como si "se estirase de manera infinita, como si también él se hubiera detenido y bloqueado"?. Nos admira ver cómo el autor disecciona el declive de la sociedad rusa de finales del siglo XIX a través de los gestos de un viejo pope. "El padre Jristofor no había conocido en toda su vida una preocupación que hubiera podido apretar su alma como una boa".
Encontramos la respuesta a nuestras preguntas estableciendo un paralelismo con lo que nos ocurre con la pintura.
Cuando viajamos con la mirada por la tabla de Jan van Eyck "Hombre con turbante rojo", a través de cada pelo del visón de su cuello o por ese ojo, en el que al final, entre pinceladas diminutas de blanco, descubrimos una gota de sangre ¿No reconocemos algo muy parecido a lo que sentimos con la bofetada mental, con el derechazo plástico, de este otro cuadro que elegimos: "Retrato de un joven pintor", de Lucian Freud?
¿Acaso este viaje, desde la paleta de letras de Chèjov -o incluso, de Thoreau-, hasta al "efecto tornado" que nos producen las novelas, por ejemplo, de David Foster Wallace, no es parecido?
Quizás, y después de todo, simplemente se trate de que todas estas obras surgen de la ejecución de un genio. Todas nos han producido una suerte de punzada en algún registro de nuestro hipotálamo. Y reconocemos que esa punzada es de las que se quedan. De nuevo, sin digerir. Somos depredadores de emociones y reconocemos a las presas.
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- Escrito por Alejandra de Argos.
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La Galería Caylus de Madrid, exhibe por primera vez una exposición de fotografía de un español, "Luz oxidada" de Fernando Manso (Madrid, 1961). De eso trata esta historia, del efecto de la luz y el óxido, versos en la realidad de su autor como hilo conductor de esta serie de fotografías.
Fernando Manso lanza a la eternidad instantes que ha captado cuando las condiciones requeridas por él han llegado a confluir. Conseguir ese instante pretendido, le ha costado en algún caso, que se haya extendido largamente en el tiempo hasta obtener el ansiado momento.
Otras, requieren la intervención suya al sumar a esa visión, elementos que constituyen la composición que quiere llevar a cabo para sentir esa armonía que quiere transmitir.
Esa acción inmediata que es la fotografía se ve afectada por la técnica utilizada por Manso, según me explicaba una copia es nítida, realista y la otra, abandonada a la intemperie es dañada por la acción de la naturaleza creando una nueva realidad de gran belleza.
Lo más importante de la fotografía, más allá de la cámara, en este caso una cámara de placas y fuelle, es el ojo. En muchas de ellas además se añade la creatividad de la composición.
Me ha encantado esta exposición, tan poética como su nombre. La paz y soledad de sus paisajes de bosques de velo blanco; la fría belleza del vidrio y metal del Palacio de cristal; el romanticismo de sus monumentos de piedra, moho y luz otros de niebla y magia; bodegones de óxido y nostalgia, mucha nostalgia suspendida en el aire.
Fernando Manso, fotógrafo de la belleza y las sensaciones comenzó su carrera hace dos décadas. El gran atractivo a mi modo de ver es la línea tan fina que en su obra separa la fotografía de la pintura. Ha editado cinco libros y sus fotos han viajado en exposiciones por el mundo. Recomiendo esta visita y realizar un viaje con este gran pintor de belleza.
FERNANDO MANSO
"LUZ OXIDADA”
martes, 11 febrero 2014 - viernes, 4 abril 2014
Calle de Lagasca, 28 28001 MadridSpain
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- Escrito por Maira Herrero
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Leer literatura en castellano tan sorprendente a estas alturas de la vida me llena de satisfacción. Chirbes ha dedicado su vida a este oficio, pero yo por ignorancia supina le acabo de encontrar en esta novela llena de hondura. Su obra es extensa, ha escrito varios ensayos, nueve novelas y tiene el reconocimiento de crítica y público desde hace más de dos décadas.
El auténtico protagonista de la narración es la vida misma contada entre monólogos y reflexiones interiores por unos personajes desesperanzados, frustrados, e impotentes ante la realidad de un país, que es el nuestro. La acción transcurre en escasos diez días pero lo que cuenta es la fantasía vivida por una España que creímos llena de posibilidades infinitas. Chirbes describe a los perdedores que nunca tuvieron opción al pastel imaginario y a los que estallaron por comer demasiado.
La dureza y hondura del libro posiblemente resida en esa sensación de entrar en un túnel que no tiene escapatoria. No sé qué hubiera pensado Camus si esta novela hubiera caído en sus manos. ¿Es tan real el nihilismo que desprende Chirbes como nuestra realidad actual?. Remover y revolver al ser humano hasta dejarlo vacío, desnudo frente a un espejo que le devuelve un reflejo despiadado, sórdido y descarnado de nuestra condición humana. Quizá busque el camino para que dejemos de engañarnos sobre nuestros límites.
Recomendar su lectura me parece muy arriesgado a pesar de la grandeza del lenguaje que utiliza, y de los oasis que de vez en cuando muestra al lector para que recupere aliento en el camino tortuoso de un pensamiento sin tapujos.
A Rafael Chirbes hay que leerle con la distancia necesaria para que su prosa no te hunda en el mismo fango en el que se hunden sus personajes. Demasiado descarnada y demasiado real para dejarnos indiferentes. Hay que leer a este valenciano que no deja respiro a la condición humana y al que le preceden una obra marcada por la desesperanza.
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- Escrito por Alejandra de Argos
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"Density" es el nombre de la nueva e impresionante exposición del artista chino Liu Wei (Beijing, 1972 ) en la galería White Cube de Londres. Hasta ahora, había seguido su trabajo en ferias, exhibiciones y museos, donde complejas construcciones arquitectónicas, emergían desde todos los puntos con materiales reciclados o algunas con piel de buey y cerdo que representaban ciudades enteras. Esta temática a la que recurre muy a menudo es producto de su pertenencia a una generación que ha crecido en un momento de gran expansión urbanística en China.
Esta ciudad realizada con piel de animales se realizo en la Galería Saatchi en 2005
El incremento de población y de zonas urbanizadas ponen nombre a esta exposición, "Densidad" y su consecuente impenetrabilidad. La cuestion de la individualidad en nuestro mundo tan global, es una cuestión siempre presente en su obra.
La planta de arriba estaba compuesta por obras en acero galvanizado que recordaban a segmentos de edificios. Todas ellas bautizadas con el nombre de Density y acompañados de un número. Su estética geométrica y mínimal les dotaba de una fría belleza. Me gustaron, pero todavía mucho más lo que me esperaba en la planta baja.
Allí formas geométricas monumentales se esparcían por el espacio evocando una composición urbana contemporánea. Al interactuar entre las formas geométricas se observaban los inmensos cuadros monocromáticos de las paredes desde diferentes ángulos que componían una nueva visión.
Galería White Cube , 25-26 Mason's Yard, Londres
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- Escrito por Alejandra de Argos
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Era mi primer contacto con la obra de este artista. Las obras de Zhang Eli, de gran formato ( la mayoría rondan los 2x3m aprox.) reciben al visitante con fuerza. Quería saber más sobre este artista de Jilin, China, nacido en 1965 y más desconocido que otros artistas de su generación.
Hauser & Wirth lo presentan como el "defensor de los espacios y objetos olvidados", representados en melancólicos retratos de objetos y lugares del día a día, que surgen de su propia imaginación.
Con una brocha suave y suelta nos lleva a su mundo de objetos cotidianos como cuerdas, mangueras o bolas, en relación con los aspectos de la vida contemporánea. Las pinturas tenían en común una cuadrícula de fondo, que evoca un intento de organizar el caos de la vida contemporánea.
Sus espacios vacíos invitan al observador a dejarse llevar por la imaginación y crear su propia narración. Cuanto más tiempo pasaba en la galería, más me iba gustando su obra...
Galeria Hauser & Wirth. 23 Savile Row, London. Hasta el 1 de Marzo 2014.